Un hombre muere en Xàtiva después de ser rescatado al inundarse
la cueva donde vivía, y otro en Enguera, después de que se su coche
fuera arrastrado por la corriente
El temporal, uno de los más virulentos de las últimas
décadas, se cobró ayer dos nuevas vidas. Un hombre de 57 años, que fue
rescatado en una cueva de la localidad, falleció horas después en el
hospital. La víctima, natural de Córdoba, llevaba algún tiempo
residiendo en la ciudad. Al parecer, vivía en una casa en la rinconada
del Collar de la Paloma junto a otro hombre. Tras discutir con la dueña
de la casa, ambos se trasladaron a una cueva en la falda del castillo en
la que podrían llevar meses. Al parecer, y tras observar que no tenía
noticias de él, su compañero alertó de su ausencia. Los agentes de la
Policía Local lo rescataron del interior de la cueva, que estaba
inundada por las lluvias, con síntomas de hipotermia.
Por otra parte, un hombre de 64 años ha fallecido en la
localidad valenciana de Enguera, después de que se su coche fuera
arrastrado por la corriente en la rambla Vito Conejo, según ha informado
el director general de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las
Emergencias de la Generalitat, José María Ángel. Con este fallecimiento,
son ya cuatro las víctimas mortales que deja el temporal que desde el
pasado viernes ha azotado a la Comunitat Valenciana.
Según ha explicado, el suceso ocurrió ayer por la tarde,
cuando al parecer el hombre cogió el coche para trasladarse desde una
caseta diseminada del municipio de Enguera hasta el pueblo y al meterse
en una rambla el vehículo fue arrastrado por la corriente.
El director general ha explicado que anoche fue localizado
el vehículo en la rambla, y posteriormente apareció a unos cincuenta
metros el cadáver del hombre.
Fueron los familiares del fallecido, un cabo retirado de la
Guardia Civil, quienes alertaron de que esta persona no había llegado al
sitio donde le esperaban. En ese momento, se organizó un dispositivo de
búsqueda que localizó en primer lugar al vehículo y posteriormente el
cuerpo de la víctima, a unos 200 metros del coche, en un lugar de
difícil acceso. De hecho, los bomberos dieron por concluidas las tareas
de rescate a las 3.00 horas.
Según estas fuentes, el fallecido se desplazaba desde su
lugar de residencia en una zona diseminada de Enguera hacia el casco
urbano cuando fue sorprendido por una escorrentía de agua en la rambla
Vito Conejo, que arrastró al vehículo y le provocó la muerte.
Ríos desbordados
Después de un duro fin de semana, las intensas lluvias de
ayer acabaron por provocar el desbordamiento de varios ríos, obligaron a
abrir las compuertas de los pantanos para evitar que se colmataran y
llevó a los servicios autonómicos de Emergencias al límite,
especialmente para coordinar los rescates de personas atrapadas y la
evacuación de decenas de vecinos para evitar males mayores.
A primer hora de la mañana las previsiones empeoraron. El
aviso nivel naranja (riesgo importante) había dado paso a nivel rojo
(riesgo extremo) porque se esperaban acumulados por encima de los 200
litros por metro cuadrado en el sur de Valencia
y el norte de Alicante y vientos cercanos a los 100 kilómetros por
hora. Y no se equivocaban. A media mañana, el Júcar se desbordaba a la
altura de las localidades de Alberic y Alzira, anegando campos de
cultivo. El Segura había hecho lo propio en Orihuela, mientras que el
Clariano también veía superada su capacidad e inundaba parte de la
localidad de Ontinyent. El Cautaban se desbordaba a la altura de Jalance
y otros ríos, como el Algar, eran incapaces de absorber todo el caudal.
De hecho, el Ayuntamiento de Sagunto tuvo que abrir las compuertas de
la presa, al considerar que el caudal era peligroso y superaba el
límite.
Y no fue la única. El torrente de agua obligó tanto a la Confederación
Hidrográfica del Júcar (CHJ) como a la Generalitat a ordenar el
desembalse de varios pantanos. Mientras el órgano estatal abría
compuertas en Bellús y Beniarrés, el Gobierno autonómico hacía lo propio
en el de Buseo (Chera). La presa de Isbert, en la Vall de Laguar,
también se desbordó, lo que incrementó todavía más el caudal del río
Girona. El desembalse de Bellús, unido a las precipitaciones, incrementó
todavía más el caudal del Júcar, por lo que al cierre de esta edición
se temían más inundaciones en La Ribera. Varios ayuntamientos de la
zona, como Alzira o Carcaixent, emitieron comunicados para advertir a la
población, aunque a última hora los principales problemas se estaban
dando en Cullera, en la desembocadura del Júcar. Por ejemplo, la fuerza
del agua arrancó una barca amarrada y su muelle.
Las consecuencias de las crecidas de los ríos también se
sufrieron en otros puntos de la Comunitat. La primera alarma se encendió
de madrugada en Orihuela. El Segura había sobrepasado las protecciones
situadas a seis metros de altura en algunos puntos de la localidad. Fue
preciso realojar a cuatro vecinos en el albergue dispuesto por Cruz
Roja. Mayor incidencia tuvo el Clariano en Ontinyent. Una treintena de
vecinos de la calle Cantereria tuvieron que ser evacuados (una decena
terminó en el albergue municipal). El temporal también obligó al
desalojo de unas 40 personas en los municipios de Dénia, Xàbia y Els
Poblets, por la crecida del río Girona.
Medio centenar de carreteras cortadas, los puertos de
Valencia, Sagunto y Gandia cerrados, cientos de poblaciones con los
colegios cerrados como medida preventiva, un goteo de apagones
eléctricos, árboles y carteles desplomados, playas y paseos marítimos
destrozados (la playa del Saler, en la zona de la Casbah, fue
literalmente engullida por las olas) y una difícilmente cuantificable
cantidad de daños y desperfectos fueron otras de las consecuencias del
temporal.
De hecho, desde el pasado viernes, el servicio de Emergencias ha
gestionado más de 3.000 llamadas de auxilio y los cuerpos de Bomberos y
Policía han intervenido en alrededor de un centenar de rescates de
personas, especialmente de ocupantes de vehículos que se habían quedado
atrapados en zonas inundadas. Uno de ellos tuvo lugar en Bétera, donde
rescataron a los tres ocupantes de un vehículo cuando intentaban
atravesar el Camí La Torre. Las fuertes lluvias también dejaron
incomunicados a los vecinos de ocho casas en Muro de Alcoy y, a última
hora, una vecina de Xàtiva fue rescatada del río Cáñoles después de ser
arrastrada con su noche. La joven iba de Aiacor a Xàtiva cuando se vio
sorprendida por una riada en un tramo en el que el río se había
desbordado. Un vecino avisó a la Policía Local de Canals y fue rescatada
anoche con síntomas de hipotermia pero en buen estado de salud.
Preocupación vecinal en las comarcas afectadas
Por comarcas, la Ribera, la Safor, la Costera, la Vall
d'Albaida y la Marina fueron algunas de las más perjudicadas por las
precipitaciones, lo que hizo que se desatara la preocupación de los
residentes.
En la Safor, los barrancos no aguantaron el fuerte envite
del agua que bajaba de las montañas. El río Vaca en Tavernes o la rambla
del Gallinera en Oliva se desbordaron en algunos tramos rurales,
mientras que el Serpis en Gandia creció de una manera exponencial tras
abrirse al mediodía las compuertas del pantano de Beniarrés.
En Oliva, el Gallinera era incapaz de dar abasto al fuerte
caudal que llegaba desde las comarcas del norte de Alicante y el agua se
salió en algunos tramos del cauce y anegó campos de cultivo y caminos
rurales. Por la tarde efectivos municipales evacuaron a cuatro familias
de viviendas de campo cercanas a la fachada marítima. Todas ellas se
realojaron con familiares.
En Tavernes, el Vaca se desbordó al topar con varias
infraestructuras. El caudal de este corto río era elevado y cada vez que
chocaba con una vía de comunicación (N-332, AP-7 o vía de ferrocarril)
el agua rebotaba y anegaba los cultivos cercanos.
En el caso de Gandia, algunas parcelas municipales de
poblaciones situadas junto al río Serpis se llenaron de agua, en
términos como Almoines, Real de Gandia o Beniarjó. Todas las miradas
estaban puestas en los distritos de Venècia y Marenys, barrios situados
en las riberas de la desembocadura: «Tenemos pánico, el cauce se ha
desbordado muchas veces y no estamos tranquilos», aseguró M. Soler,
vecina de Venècia. «El peligro no es que llueva en Gandia, hay
colectores y buen alcantarillado. El miedo surge cuando abren las
compuertas de Beniarrés. Esta vez, al menos nos han avisado, pero en
otras ocasiones nos hemos enterado cuando hemos visto salir el agua del
río y entrar en nuestras casas», añadió.
Donde sí hizo mella la apertura de las compuertas del
pantano de Beniarrés fue en Villalonga. Sobre las 14.00 horas, el agua
bajaba desde el norte de Alicante a una velocidad de vértigo y cubrió
por completo el paraje de La Reprimala, una zona natural situada a nivel
del río en la que hay un restaurantes y algunas casas vacías. El agua
cubrió un metro de estos bajos, que están preparados para este tipo de
avenidas. En esta zona verde existen algunas decenas de chalés
dispersos, que se quedaron aislados al estar cortada la estrecha
carretera de La Reprimala, única vía de acceso.
«Estaremos días sin poder salir de casa»
Algunos de estos residentes mostraron ayer su inquietud:
«Espero que esto acabe pronto y el nivel del Serpis en La Reprimala
baje, de lo contrario estaremos días sin poder salir de casa», dijo A.
Llopis, propietario de una vivienda de montaña, que reside junto a su
esposa. «En días como hoy tenemos miedo, no sabemos cuánto tiempo puede
estar el único acceso cortado y si perdurara podríamos quedarnos sin
alimentos», agregó el vecino. Pero la fuerza del agua del Serpis en La
Reprimala generó algunos daños. Agentes forestales de Villalonga
indicaron que el caudal también causó desprendimientos en las montañas
de la zona.
En la Marina los vecinos también estaban muy preocupados.
Pepita y Angelita ayer se encontraban en uno de los puentes que
atraviesan el cauce del Girona en Els Poblets para seguir la evolución
de su crecida, ya que en 2007 anegó sus viviendas. Ambas estaban muy
nerviosas porque recordaban cuando aquel 12 de octubre, el agua alcanzó
más de un metro de altura de sus casas ubicadas en la plaza Salvador y
la calle Pego. «Estamos aterradas ante lo que pueda ocurrir porque en
2007 lo pasamos muy mal», indicaron.
Angelita llevaba consigo y muy cerca del pecho la imagen del
patrón del municipio de Els Poblets, San Salvador. «Hemos rezado para
que no pase nada malo a nadie», comentó con lágrimas en los ojos
mientras trataba de explicar que había salido de casa pero antes se
había asegurado de que el agua no iba a entrar. «He puesto un colchón
detrás de la puerta, maderas, cerrado todo y quitado la luz para evitar
otro desastre». Y es que, como apuntaron ambas mujeres las inundaciones
fueron «un trauma, había agua por todos los lados, tuvimos que tirarlo
todo y volver a empezar».
Por otra parte, la magnitud del temporal llevó al Rey Felipe VI a
interesarse por la situación en la Comunitat, por lo que contactó con el
president Ximo Puig. El máximo mandatario valenciano, asimismo, anunció
que el Consell aprobará el viernes medidas para paliar los daños
originados por las lluvias registradas tanto en estos últimos días como
los pasados 27 y 28 de noviembre. Además, adelantó que el Consell
ratificará también el viernes la solicitud al Gobierno de España de la
declaración de zona afectada gravemente por una actuación meteorológica,
figura que sustituye a lo que antes era la declaración de zona
catastrófica. «Vamos a evaluar todo lo que ha pasado y, en función de
ese análisis, tomaremos medidas para solicitar la colaboración del
Gobierno de España», resumió.