Sobre el terreno seguirán trabajando 200 efectivos y hasta 10 helicópteros para acabar con los puntos calientes del incendio que podrían reavivarse cuando salga el sol
Como si de un acto providencial se tratase, llegó la lluvia. Después de una titánica lucha contra un incendio insólito en todo el país, a las 6:45 de hoy, el puesto de mando lanzó el mensaje que todos deseábamos escuchar: "El incendio está controlado".
En la noche de ayer, el frente oeste que amenazaba a Casares seguía complicando el control total del incendio, que había alcanzado una estabilización del 80%. Pero la meteorología quiso ponerse, por fin, de parte de los bomberos, descargando una fuerte lluvia que culminó el gran esfuerzo de los efectivos desplegados. Tristemente, todos los pensamientos del operativo se posan ahora en Carlos Martínez Haro, el bombero forestal que perdió la vida mientras luchaba contra el fuego, ya que la voracidad de las llamas obligó a todos sus compañeros a recomponer el alma y mantener la mente en las labores de extinción. Ahora pueden llorar su pérdida.
"Yo dije hace poco que lo que teníamos que hacer era apagar el incendio y después de apagar el incendio llorar a nuestro compañero", ha recordado el director del centro operativo regional del Infoca, Juan Sánchez. "Cuando un bombero o cualquier servidor muere en acto de servicio es un motivo de orgullo para todos y una pena terrible. Hemos tenido que sobreponernos a la pérdida durante la extinción".
Una vez el incendio ha caído a nivel 0, ha comenzado el repliegue de todos los medios que vinieron a apoyar al dispositivo del Infoca desde comunidades como Murcia, Castilla La Mancha o Murcia así como los recursos solicitados a través del mecanismo Fast, del Ministerio de Transición Ecológica o la Unidad Militar de Emergencias (UME).
Sobre el terreno se mantienen 200 efectivos del Infoca, un centenar para los trabajos diurnos y otro para los nocturnos. Estarán divididos en cinco grupos de intervención, de tres retenes cada uno y un camión autobomba. Todos ellos estarán empleados, a partir de ahora, en la fase de liquidación del fuego que podrá durar entre dos y tres semanas.
"Se trabaja durante todo el perímetro buscando puntos calientes, cavando y sacando todas las ascuas que hay bajo tierra o inundándolas con agua, no es sencillo. Y durante varios días veremos medios aéreos tirando agua contra esos puntos, sobre todo contra los que puedan ser más peligrosos", añade Sánchez, que ha celebrado que gracias a la lluvia se han ahorrado dos semanas de trabajo
Esto es así porque, en cuanto desaparezcan las precipitaciones y luzcal el sol, los puntos aún calientes del incendio emergerán, con el riesgo de que puedan reavivarse debido a que la carga combustible aún es muy alta. Por ello, aunque actualmente no hay un riesgo real de que avance el perímetro, los bomberos deben seguir trabajando sobre el terreno para asegurar la extinción completa.
"Los árboles centenarios que ahí teníamos tenían unas raíces grandes y esas raíces van a estar ardiendo durante mucho tiempo. Será un trabajo duro pero llevadero", ha explicado el director regional del Infoca.
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