En tan solo 12 horas, la tormenta tropical se convirtió en un huracán de máxima categoría camino a una zona poblada.
Las autoridades aún no han podido cuantificar los daños
El sorprendente huracán Otis ha dejado a ciegas Acapulco, en el Pacífico mexicano: incomunicado, con las carreteras bloqueadas y con cortes de energía. Nadie sabe todavía al desastre que se enfrenta México. Otis es «muy fuerte, es un fenómeno, en 12 horas ha tomado fuerza», lo definía Andrés Manuel López Obrador, el presidente del país. Se teme lo peor en un estado mexicano afectado por la pobreza en donde se han registrado vientos sostenidos de 260 kilómetros por hora (km/h) y rachas de 315 km/h antes de tocar tierra.
«Un escenario de pesadilla», lo ha definido el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. La llegada de Otis ha cogido por sorpresa a las autoridades. En tan solo 12 horas, pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, la más alta de estos fenómenos naturales, con dirección a las costas del estado de Guerrero, donde la comunicación «se perdió por completo», por lo que aún no pueden cuantificarse los daños, según López Obrador. «Pocas veces, según los registros, se desarrolla así un huracán tan pronto y con tanta fuerza», reconoció el mandatario.
La llegada a la costa mexicana se preveía con vientos de 210 a 250 km/h y olas de entre ocho a diez metros, que afectará también a la costa de Oaxaca. Las autoridades advirtieron que las lluvias podrían originar visibilidad reducida, deslaves, encharcamientos o inundaciones, así como incremento en los niveles de ríos y arroyos. La caída de árboles y los corrimientos de tierra, incluso en las autovías, han sido constantes.
A las 9:00 de la mañana del miércoles (hora mexicana), Otis ha bajado a categoría 1, al sur de la ciudad de Altamirano, según el último informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).El secretario de Marina, el de Transportes, la directora de Protección Civil y el Ejército Mexicano se han movilizado, según las declaraciones presidenciales, reuniéndose para activar todo tipo de protocolos y así poder hacer frente a esta adversidad meteorológica que ha tomado unas dimensiones considerables.
Un caso más en la nación hermana ya que la temporada promedio de huracanes suele comenzar el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre, aunque su punto máximo estadístico es el 10 de septiembre. Pero, al tocar Guerrero ya se consideraba de categoría 5, la más intensa, en la escala Saffir-Simpson con especial incidencia en la conocida localidad turística de Acapulco, Costa Grande, Técpan, Coyuca de Benítez, Juárez y Atoyac, entre otras localidades. En Michoacán y el suroeste del Estado de México se pronostican precipitaciones intensas, que serán muy fuertes en Morelos, el suroeste de Chiapas y el occidente de Oaxaca.
Considerables daños materiales que han llegado a dejar en escombros incluso a el centro comercial 'Dania', situado en la playa del Morro, cuyas plantas superiores han quedado destrozadas o la ruptura de caminos que afecta a toda la zona. «Nuestra preocupación es la carretera de la Costa Grande y la población que vive entre Acapulco hasta Zihuatanejo -en el norte y que están distanciadas por 235 kilómetros de paradisiaca costa-«, confesaba López Obrador. Es decir, más de la mitad del litoral de Guerrero que ha provocado que se quede aislada con numerosos cortes de luz y sin conexión a internet.
Pocas horas después del suceso, la información
todavía era confusa y tan sólo llegaban imágenes de algunos edificios
destrozados o vías de comunicación devastadas. Se teme lo peor en un
estado, especialmente asolado por la violencia, en donde esta semana han
asesinado a 13 policías (por lo que el Gobierno tuvo que desplegar 300
efectivos del Ejército Mexicano) y una de las zonas más aisladas y
empobrecidas de México en donde el 66.4% de la población de Guerrero
está sumida en la pobreza, por lo que alcanza el segundo estado con
mayor proporción de pobres en México, sólo por detrás del sureño
Chiapas.
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