Los derrames de lava que se han producido en las últimas horas por la reconfiguración de los centros eruptivos del volcán han ensanchado la colada que más preocupa en estos momentos
Los vecinos del barrio La Laguna, en La Palma, siguen con miedo e incertidumbre la evolución de las dos coladas de lava unificadas que desde el miércoles arrasan el centro urbano. En los últimos días, parecen tomar una dirección que las alejaría de ese núcleo para dirigirse hacia la montaña. Esta es la opción menos perjudicial para ese barrio desalojado, que vive en las últimas horas la amenaza de desaparecer sepultado baja la lava como le ocurrió hace unas semanas al de Todoque.
No obstante, los comités científicos y de dirección del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) barajan una segunda opción: que estas coladas, ahora unidas en una sola que alcanza picos de 1.150 grados, continúen superando las diferentes vaguadas que encuentran a su paso y acaben discurriendo por la carretera de la costa, lo que causaría mayores daños.
En previsión de ese escenario, se decidió evacuar el miércoles con urgencia a los habitantes de los barrios de Las Martelas, Los Llanos, Marina Alta, Marina Baja, La Condesa, Cuesta Zapata y San Borondón, en Tazacorte, en los que hay censadas unas 150 personas. En realidad, las evacuadas fueron unas 45, ya que el resto se había marchado por sus propios medios horas o días antes de que el comité de crisis tomara esta determinación, según explicó el director del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende. En total, son ya unas 7.000 personas las que han tenido que abandonar sus hogares en algún momento desde el inicio de la erupción, el pasado 19 de septiembre.
En cuanto a la colada que se había acercado al mar y que podría provocar el confinamiento de todo el municipio de Tazacorte ante la posible emisión de gases tóxicos al contacto con el agua del océano, Morcuende ha indicado que ha recibido un aporte "mínimo" de lava en las últimas horas y que "prácticamente" está en la misma posición que hace casi una semana, a unos 120 o 130 metros de la costa.
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La portavoz científica del Pevolca, María José Blanco, ha indicado que ha disminuido el número de eventos en la sismicidad profunda, pero su magnitud sigue siendo alta, lo que es preocupante porque podría haber terremotos de intensidad VI en una escala del I al XII. Esta misma tarde se ha localizado un terremoto de magnitud 4,9, el mayor temblor desde que comenzó el enjambre sísmico que precedió a la erupción volcánica y durante esta.
La emisión de dióxido de azufre es de 2.710 toneladas diarias y la emisión difusa de dióxido de carbono se sitúa en 663 toneladas al día, con una tendencia descendente en los últimos ocho días. La calidad del aire es "razonablemente buena", señaló el Pevolca, aunque continúan las partículas en suspensión en los lugares más cercanos a la erupción, y se han registrado puntualmente valores altos al noroeste de la isla.
En el caso de la pasada noche, hubo dos movimientos de 3,9 en Mazo, a las 03.22 y a las 04.33 horas, teniendo este último una intensidad III-IV. En general la sismicidad se mantiene estable con magnitudes entre 2,4 y 3,9 a profundidades medias y estables, pero no se descarta que en los próximos días los sismos ganen en intensidad y puedan llegar a seis.
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