Otras 59 personas se encuentran heridas, seis de ellas en estado crítico. El ferrocarril, que hacía la ruta entre Washington y Nueva York, llevaba 238 pasajeros y cinco miembros de tripulación.
Al menos cinco personas murieron y otras 59 resultaron heridas, de las que seis se encuentran en estado crítico, al descarrilar este martes en Filadelfia un tren de pasajeros que hacía la ruta entre Washington y Nueva York, según ha informado el alcalde de la ciudad, Michael Nutter.
En una rueda de prensa, el alcalde indicó que por el momento se desconocen las causas del descarrilamiento, explicó que algunos vagones se encuentran «completamente volcados»
y alertó de que los agentes de emergencias siguen buscando más posibles
víctimas en el tren, por lo que recalcó que todas las cifras son
«preliminares».
El accidente ocurrió hacia las 21.20 hora local
(03.20 hora peninsular española), y la Junta Nacional de Seguridad del
Transporte (NTSB) ha abierto una investigación.
El tren regional de Amtrak número 188 que hacía la ruta del noreste llevaba 238 pasajeros y cinco miembros de tripulación cuando entre ocho y diez de sus vagones descarrilaron en la sección de Port Richmond de Filadelfia, indicaron las autoridades.
El accidente, que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) ya ha descartado que se trate de un acto terrorista, requirió
la movilización de 120 agentes de bomberos y 200 policías al lugar de
los hechos. Por su parte, el operador ferroviario Amtrak canceló toda
circulación de trenes entre Filadelfia y Nueva York. «Circulábamos con
tranquilidad y de repente nos encontramos golpeándonos contra la pared»,
declaró uno de los pasajeros.
Algunos de los pasajeros se subieron a los vagones
volcados y abandonaron el tren por su propio pie, mientras que los
bomberos tuvieron que sacar al resto de pasajeros. El gobernador de
Pensilvania (estado en el que se encuentra Filadelfia), Tom Wolf,
aseguró que está en contacto con las autoridades locales y
«monitorizando» la situación de cerca.
El de este martes en Filadelfia es el segundo accidente ferroviario más grave sucedido en Estados Unidos
en lo que va de año, solo por detrás del que tuvo lugar en Valhalla, al
norte de Nueva York, el 3 de febrero, en el que siete personas
fallecieron y doce resultaron heridas.
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