- Los dos cayeron al agua mientras cogían percebes en los acantilados de Lobadiz
Eran sobre las diez de la mañana. Buena temperatura y
escaso viento pero, abajo de las rocas, el mar batía con fuerza y se
levantaba con ondas de casi cinco metros, que al chocar contra las rocas
dejaban un reguero de espuma.
Los hermanos Óscar y Sergio Díaz, de
35 y 28 años, cogían percebe en los acantilados de Lobadiz, el trozo de
costa ferrolana que discurre entre dos de sus playas más concurridas en
verano, Doniños y San Xurxo. Dos olas estaban a punto
de marcar para siempre la vida de dos hermanos que cogían percebe en el
acantilado. La primera se llevó al agua a los dos. El mayor se quedó
atrapado entre unas rocas y pudo agarrar a su hermano pequeño, pero
llegó otra y se lo arrebató. Óscar, con su pantalón vaquero y su
sudadera empapados, pudo salir del infierno de agua y corrientes y subir
por las rocas por su propio pie hasta alcanzar el alto y alertar de lo
que había sucedido. Se lo encontraron los policías locales, los primeros
en llegar al lugar, a los que relató lo sucedido.
Inmediatamente se puso en marcha el dispositivo de búsqueda por tierra, mar y aire,
al mismo tiempo que una ambulancia medicalizada se llevaba al
superviviente al hospital donde, según pudieron saber algunos allegados,
precisó ser operado porque tenía las clavículas rotas.
Por tierra, alrededor de cinco policías locales, diez
bomberos, tanto de servicio como algunos en su jornada de descanso,
otros tantos voluntarios de Protección Civil y varios policías
nacionales, peinaron el lugar para intentar atisbar al joven. El
helicóptero Helimer también se desplazó al lugar, mientras que por mar llegaron la Salvamar Mirfak
y una patrullera de la Guardia Civil. Las adversas condiciones del mar
imposibilitaron que los buzos se sumergieran a la búsqueda del hombre.
La policía local tuvo que instalar unas vallas en el acceso a Lobadiz para tratar de limitar el acceso a la zona.
Hasta que cayó la noche se mantuvieron en el lugar
los efectivos y los bomberos tenían previsto acudir de nuevo sobre las
diez de la noche, con la bajamar, para rastrear la playa, por si las
corrientes devolviesen el cuerpo del infortunado. Los pescadores que
frecuentan esa zona y que se acercaron hasta allí comentaron a los
policías que Lobadiz cuenta con balsas de agua en las que pudo quedar
atrapado el joven y que podría salir a la superficie, hacia la costa más
próxima al faro, con el cambio de las mareas.
Bolsa con percebes
En la zona más alta del alcantilado se quedó una bolsa en la que había varios kilos de percebes y una sudadera de los hermanos.
Si el joven no aparece esta madrugada, el dispositivo volverá a activarse por tierra, mar y aire a primera hora del domingo.
Una familia muy conocida en el barrio de A Graña, en donde regentó el local social
Óscar y Sergio Díaz son dos hermanos de la ferrolana
parroquia de A Graña, en donde eran muy conocidos. El mayor llegó a
regentar el local de la entidad Y de A Graña, en donde se reunían los
vecinos, entre otros para jugar al bingo social. Algunos conocidos
recordaron ayer que llegaron a organizar las fiestas patronales, en la
etapa en la que gestionaba el local de esta entidad, ahora cerrada.
Ambos hermanos tienen hijos pequeños.
Algunos conocidos se preguntaban ayer qué razones
llevarían a los hermanos a arriesgarse a coger los percebes pese al mal
estado en el que se encontraba el mar. Otros afirmaron que, debido a que
ambos se encontraban en situación de desempleo, acudían a recoger el
crustáceo y que ya habían ido el día anterior.
Gran conmoción
En A Graña, el suceso causó una gran conmoción,
debido a que se trata de una «familia de toda la vida», como recordó
ayer una vecina. Se trata de una parroquia pequeña, en la que todo el
mundo se conoce y en la que los dos hermanos han compartido vivencias
desde que eran niños con el resto de jóvenes del lugar.
Es la segunda vez en los últimos dos años que el mar
golpea de lleno a una familia en la costa ferrolana. El día de Reyes del
2014, en las inmediaciones de otro faro, el de Meirás, un temporal de
mar levantaba olas de hasta diez metros. Una de ellas engulló a tres
miembros de una misma familia, un padre y una hija y el cuñado de este.
Únicamente pudo recuperarse el cuerpo de uno de los
dos fallecidos en otro de los sucesos que causó gran pesar en la
parroquia valdoviñesa. Ese día se formó la mayor ola de todo el país, en
el marco de una cadena de temporales que habían azotado sin descanso la
costa del norte de A Coruña.
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