Los siniestrados seguían este lunes la laboriosa limpieza de casas y
calles de la Costa Azul, sureste de Francia, sin perder la esperanza de
encontrar a cuatro desaparecidos tras el diluvio y las riadas de lodo
que el sábado dejaron al menos 17 muertos.
La búsqueda de esas cuatro personas de las que no se tienen noticias, una en Antibes, dos en Cannes y la última en Mandelieu-la-Napoule, no se interrumpió durante la noche y se iba a intensificar la mañana del lunes.
Una
decimoséptima víctima, una mujer muerta en un accidente de automóvil
causado por el aguacero, se sumó la noche del domingo al grave balance
de las tormentas, de una intensidad sin parangón en una franja litoral
de Mandelieu-la-Napoule a Niza.
Calzados
con botas, los vecinos seguían raspando este lunes la espesa capa de
barro. Y poco a poco, el paisaje de desolación, con calles con la
calzada arrancada, coches amontonados, árboles caídos, debería ir
recobrando sus rasgos familiares, que atraen a la Costa Azul a turistas
de todo el mundo.
Y también a profesionales. En Cannes empieza este lunes el Mipcom, gran mercado mundial de contenidos audiovisuales.
El departamento de los Alpes Marítimos
se encontraba en nivel naranja de vigilancia, la población estaba
informada e invitada a tomar precauciones, pero este lunes seguía el
debate sobre la anticipación de estos fenómenos climáticos extremos, que
podrían multiplicarse con el calentamiento climático.
Sorprendió
la intensidad de las precipitaciones, en el espacio de tres horas: entre
las 19H00 y 22H00, el sábado cayeron 180 mm (o litros/m2) de agua en
Cannes, 159 mm en Mandelieu-la-Napoule y 100 mm en Valbonne, cerca de
Biot, unos níveles récord.
"Siempre se han producido catástrofes,
pero su ritmo, su intensidad se han reforzado", estimó el domingo en los
lugares de la catástrofe el presidente François Hollande, que aprovecho para pedir que "se tomen decisiones" para luchar contra el calentamiento climático cuando Francia tiene que acoger a finales de año la conferencia sobre el clima Cop21.
Aunque
todavía no se conocen cálculos de los desperfectos, los damnificados,
empezando por los comerciantes y los habitantes de casa individuales que
a veces lo han perdido todo, las pertenencias arrastradas por riadas de
lodo, podrán empezar a echar las cuentas este mismo lunes.
El presidente anunció que el estado de catástrofe natural será declarado el miércoles en Consejo de Ministros, un punto clave para el cobro de las indemnizaciones.
Unos 10.000 hogares seguían privados de electricidad. Quince colegios y dos institutos seguirán cerrados.
La
compañía de ferrocarriles SNCF intentará que circulen algunos trenes
dando la "prioridad a los transportes que utilizan a diario miles de
pasajeros". Los trenes de alta velocidad París-Niza se detendrán en
Toulon.
También continuará un enorme trabajo en la red de
carreteras. Un centenar de especialistas forestales del departamento
ponían manos a la obra a las 09H00 para levantar los amontonamientos de
vegetales y restos que pueden cargarse cuatro puentes del río Brague.
Los
damnificados recibieron rápidamente atención sicológica en una región
acostumbrada a las lluvias torrenciales del otoño pero algunos no van a
olvidar fácilmente la noche de angustia.
Ese será el caso de la
enfermera y la auxiliar del centro de ancianos de Biot, encargadas ellas
solas de velar por los 48 huéspedes. "Cortadas del mundo" según su
dirección, sin línea telefónica, no pudieron salvar a tres personas de
edad que residían en la planta baja.
Tampoco olvidarán las
familias de las siete personas que perecieron ahogadas en el
aparcamiento de Mandelieu-la-Napoule, probablemente intentando salvar
sus coches. Los bomberos encontraron el domingo los cuerpos, uno después
de otro, en una agotadora búsqueda en las aguas opacas.