Cinco pueblos desalojados y centenares de vecinos evacuados por un incendio que ha arrasado con campos de cultivo, sabinar y numerosas viviendas en Santibáñez del Val y Silos.
El fuego está a esta hora estabilizado, pero no controlado
La de este domingo ha sido la noche más larga para los centenares de vecinos de la comarca del Arlanza que han sido desalojados de sus pueblos ante la amenaza de un incendio que ha arrasado centenares de hectáreas de cereal y sabinar, así como numerosas viviendas naves agrícolas y otros inmuebles en varias localidades del entorno. A esta hora, el fuego se encuentra estabilizado, aunque no controlado, y los numerosos efectivos desplazados hasta la zona trabajan sin descanso para consoldiar el perímetro e intentar controlar definitivamente las llamas.
El incendio se originaba en torno a las 13 horas de ayer en los alrededores de la localidad de Quintanilla del Coco y que apenas una hora después era declarado nivel 2 debido a su peligrosidad.
Y es que, la virulencia de las llamas, unida a la escasa humedad del entorno, las altas temperaturas y las fuertes rachas de viento hacían prever un auténtico desastre. Y así está siendo. De hecho, a pesar del enorme dispositivo desplegado en la zona desde primera hora de la tarde de ayer, formado por efectivos anti incendios, personal de la UME y decenas de vecinos del entorno, el incendio permanece a esta hora activo y continúa devorando la comarca de este a oeste tras una noche muy complicada.
El polideportivo y el instituto de Salas de los Infantes han acogido a más de 200 personas procedentes de Santibáñez de Val (primera localidad desalojada), Santo Domingo de Silos, Carazo, Villanueva de Carazo y Hacinas. Finalmente, y tras la confusión inicial, la Delegación Territorial de la Junta en Burgos confirmaba que Quintanilla del Coco no había sido desalojada.
Las imágenes que han ido llegando de la tragedia son espeluznantes y muchos de los vecinos que han pasado la noche en Salas han perdido sus casas y posesiones a causa del fuego. Las situaciones más críticas se vivieron en Santibáñez del Val, donde las llamas entraron por la tarde, arrasando numerosas viviendas a pesar de la titánica lucha de los numerosos efectivos desplazados hasta la zona. El paisaje en la localidad es de auténtica desolación.
También en Silos se puede hablar de tragedia, puesto que el incendio, que se propagó con una rapidez inusitada, alcanzó varias viviendas, así como naves agrícolas y explotaciones ganaderas de la zona. El fuego también amenazó al monasterio de Silos, que finalmente se consiguió salvar de las llamas, aunque todos los monjes fueron desalojados.
Los daños económicos y medioambientales, con centenares de hectáreas de campos de cultivo y sabinar del parque natural totalmente calcinadas, son ingentes. De momento, nadie se atreve a aventurar un cálculo de la superficie devastada. Y lo peor de todo es que el incendio está lejos de ser si quiera controlado.
Y eso a pesar del enorme dispositivo desplegado por la zona desde primera hora de la tarde. Según información oficial, hasta allí se fueron trasladando infinidad de efectivos, encabezados por los helicópteros de Medina de Pomar y Pradoluengo, dos camiones autobomba de Huerta de Rey y Lerma, otros tres helicópteros, uno de ellos bombardero, dos aviones anfibio, un bulldozer, la Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales de Lubia, de la provincia de Soria y los profesionales del servicio de extinción de incendios de la Junta y el helicóptero de coordinación HOTEL.
A primera hora de la tarde se unían los Bomberos de Burgos a las labores de extinción, desplazando a Quintanilla del Coco a todos sus efectivos de guardia. Junto a ellos trabajan los bomberos voluntarios de Lerma, de Huerta de Rey, de Salas de los Infantes y de Quintanar de la Sierra. Y ya, a media tarde, se activaba a La UME ante la gravedad del incendio, que movilizó a decenas de vecinos y agricultores del entorno, que se sumaron al dispositivo para intentar poner coto a las llamas.
Los bomberos de Burgos luchaban a última hora del domingo por proteger el monasterio de Silos y por salvar «casa por casa», con todos los medios a disposición para evitar la devastación provocada por las llamas.
Los daños económicos y medioambientales, con centenares de hectáreas de campos de cultivo y sabinar del parque natural totalmente calcinadas, son ingentes. De momento, nadie se atreve a aventurar un cálculo de la superficie devastada. Y lo peor de todo es que el incendio está lejos de ser si quiera controlado.
Y eso a pesar del enorme dispositivo desplegado por la zona desde primera hora de la tarde. Según información oficial, hasta allí se fueron trasladando infinidad de efectivos, encabezados por los helicópteros de Medina de Pomar y Pradoluengo, dos camiones autobomba de Huerta de Rey y Lerma, otros tres helicópteros, uno de ellos bombardero, dos aviones anfibio, un bulldozer, la Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales de Lubia, de la provincia de Soria y los profesionales del servicio de extinción de incendios de la Junta y el helicóptero de coordinación HOTEL.
A primera hora de la tarde se unían los Bomberos de Burgos a las labores de extinción, desplazando a Quintanilla del Coco a todos sus efectivos de guardia. Junto a ellos trabajan los bomberos voluntarios de Lerma, de Huerta de Rey, de Salas de los Infantes y de Quintanar de la Sierra. Y ya, a media tarde, se activaba a La UME ante la gravedad del incendio, que movilizó a decenas de vecinos y agricultores del entorno, que se sumaron al dispositivo para intentar poner coto a las llamas.
Los bomberos de Burgos luchaban a última hora del domingo por proteger el monasterio de Silos y por salvar «casa por casa», con todos los medios a disposición para evitar la devastación provocada por las llamas.
«Cuando un incendio forestal alcanza poblaciones, las labores de extinción se complican mucho», explicaban por la noche los Bomberos de Burgos, que han enviado todos los medios de guardia hacia las poblaciones afectadas por el incendio, en concreto Santo Domingo de Silos, donde trataban de proteger el monasterio y las casas.
Origen humano
La Junta confirmaba este mismo domingo: «Los primeros indicios indican que los incendios no son espontáneos, sino que estaría la mano del hombre detrás, de forma intencional e imprudente, en lugares y día de tan extrema peligrosidad». La primera hipótesis que se maneja en este caso indica que el incendio se habría originado a raíz del trabajo de una cosechadora en un terreno agrícola cerca de Quintanilla del Coco, a pesar de estar prohibido por las condiciones meteorológicas.
Sea como fuere, una vez caída la noche se retiraban los medios aéreos, que volverán a operar en cuanto salga el sol. Los medios terrestres, por su parte, han continuado con las labores de extinción durante toda la noche. También por la noche se desplazó hasta la zona la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, quien se trasladó hasta el puesto de mando ubicado en Santibáñez del Val y al poklideportivo de Salas para conocer de primera mano el avance del siniestro.
Esta jornada se prevé intensa para los profesionales desplegados en el entorno, que tratarán de hacer frente a un incendio «descontrolado» por las fuertes rachas de viento y las condiciones meteorológicas adversas.
Mientras tanto, los vecinos de las poblaciones desalojadas tendrán que esperar para saber si pueden volver a sus casas.
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