El fuego fue controlado a primera hora de la mañana del domingo y hoy las empresas afectadas están centradas en el desescombro.
Algunas ya empiezan a trabajar en la medida de lo posible para recuperar la normalidad
Lugo amaneció ayer domingo con un espectacular incendio, visible en toda la ciudad, que mantuvo en vilo a los servicios de emergencias durante toda la jornada, hasta que se pudo controlar por la tarde. Se inició a las seis y media de la madrugada en el interior de una nave de pinturas, madera y decoración del polígono industrial de O Ceao, el principal motor económico de la ciudad, y acabó por devorar la sede de esa firma, Castro Parga, y tres naves más, de neumáticos y repuestos. Otras dos se vieron afectadas en diferente grado. En total, seis firmas implicadas.
A pesar de la gravedad, se llegó a activar el mayor nivel de emergencia y de las cuantiosas pérdidas económicas (aún por determinar), no hubo que lamentar víctimas ni heridos. Fue un domingo, con todas las empresas cerradas. A la espera de que concluya la investigación, el incendio podría tener que ver con algún aparato eléctrico o cortocircuito que prendió durante la madrugada.
La Xunta desactivó esta medianoche el Plan Territorial de Emerxencias de Galicia (Platerga) tras darse por controlado el incendio industrial. Aun así, el fuego no está extinguido, por lo que los servicios de emergencia continúan trabajando en el lugar. De hecho, desde el 112 informaron esta mañana que en la zona permanecen los efectivos del Servizo de Prevención, Extinción de Incendios e Salvamento de Lugo, además de miembros del Grupo de Apoio Loxístico (GALI) de la Axencia Galega de Emerxencias. El GALI apoyó durante toda la noche a los servicios de emergencia allí desplazados en el suministro de agua, con la aportación de dos camiones cisterna. También fueron empleados equipos de iluminación del Grupo de Apoio Loxístico, para facilitar la visibilidad en la zona, y la unidad de drones, para evaluar la dimensión de los daños.
Lo trabajos de extinción continuarán durante este lunes hasta que se enfríen totalmente las naves. Las empresas afectadas se están centrando en desescombrar sus instalaciones y algunas de ellas ya comenzaron a trabajar dentro de lo posible. En el caso de Castro Parga, la firma donde se inició el fuego, conserva las instalaciones de la fábrica por lo que ha podido empezar la semana con cierta normalidad, excepto con algunos problemas de stock ya que la parte calcinada eran productos de almacenaje. De las empresas de respuestos de neumáticos también se salvó parte del almacén, por lo que desde primera hora de la mañana pudieron enviar pedidos.
Todo comenzó ayer a las 6.30 horas. Fue entonces cuando los bomberos del parque de Lugo recibieron una llamada porque había saltado una alarma en la empresa Castro Parga, y además se veía que salía un poco de humo. Cuando los bomberos llegaron y lo comprobaron, rompieron la puerta de entrada para poder acceder. La temperatura en el interior de la nave ya era muy alta y casi les impedía trabajar. Evitaron que el fuego llegase al almacén de disolventes, pero, ya en medio de pequeñas explosiones, no pudieron evitar que las llamas siguiesen devorando el resto de la empresa, llena de expositores con latas de pintura y otros productos inflamables, además de parqués, cauchos, maderas y materiales para la decoración.
Los bomberos salvaron el almacén de la empresa, donde se guardaban las mayores cantidades de disolventes y líquidos inflamables. Si las llamas lo hubiese alcanzado, las explosiones y las llamas hubieran alcanzado proporciones mayores. Aún así, el fuego devoró toda la nave a pesar de los esfuerzos de los bomberos, que vieron lastrada su capacidad por la falta de presión del agua de la red de incendios. El polígono de O Ceao es un lugar elevado, y el depósito que le suministra agua está prácticamente a la misma altura que las empresas. Este fue el motivo por el que los bomberos tardaron en cargar sus camiones más tiempo del que les llevaba vaciar.
Y entre carga y carga, las llamas avanzaban. Hubo que tirar de dos camiones cisterna de Leche Río, que fueron proveyendo de agua, porque cargaban con presión dentro una de las plantas de la empresa láctea, a pocos metros del incendio. A mediodía también se incorporó un camión cisterna del servicio de emergencias de la Xunta para proveer de agua a las motobombas que solo enfriaban muros y rescoldos.
El viento jugó en contra. Aunque su cambio de dirección salvó algunas empresas, empezó a soplar con cierta fuerza e hizo que las llamas saltasen desde la nave de Castro Parga a las colaterales, llenas de neumáticos, de la empresa Frain. Una vez inflamadas las cubiertas, el incendio ya se volvió incontrolable y devoró por completo las dos plantas de la empresa, afectando a las adyacentes y consumiendo también una de repuestos de automoción. A pesar de la incorporación de bomberos de otros parques, todo lo que se pudo hacer fue evitar que el fuego siguiese propagándose por el resto de las naves de la manzana. En la dirección del viento estaba incluso una gasolinera, donde se vaciaron los depósitos que pudieron ante la previsión de que las llamas se descontrolasen, aunque finalmente los bomberos enfriaron las paredes y los techos de las naves y consiguieron parar su avance.
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