lunes, 19 de diciembre de 2016

LA LLUVIA OBLIGA EVACUACION DE VIVIENDAS EN MURCIA

Vecinos de una veintena de viviendas de El Palmar, Torreagüera y Algezares tuvieron que dejar sus hogares por el riesgo de caída de grandes rocas

Una tromba sin precedentes sumió ayer a Murcia y a sus pedanías en el caos. El municipio recogió este domingo una media de 72,2 litros por metro cuadrado, según precisaron fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El diluvio llegó, sin embargo, después de un sábado pasado por agua por lo que, a lo largo del fin de semana, la precipitación acumulada superó los 120 litros por metro cuadrado en la capital del Segura. La cifra supone casi el 40% de los cerca de 300 litros por metro cuadrado que Murcia suele recoger de media cada año. La tormenta alcanzó tal nivel que, según explicó el alcalde, José Ballesta, «no existen precedentes cercanos de esta intensidad y duración en los registros de los que se disponen».
La enorme cantidad de agua desbordó ramblas, anegó viviendas y locales, obligó a cortar al tráfico en decenas de carreteras y forzó la suspensión de las clases previstas para hoy en todas las escuelas infantiles, centros de conciliación y en los centros de Infantil, Primaria y Secundaria de todo el municipio. Las aulas se cerrarán, asimismo, hoy al alumnado en la Universidad de Murcia (UMU) y la Universidad San Antonio (UCAM) -incluidas las prácticas externas.
 Debido a la lluvia se tuvo, además, que desalojar a setenta personas de 17 viviendas de la urbanización Montegrande de Torreagüera, dado que corrían peligro ante el posible desprendimiento de piedras, según informó Protección Civil. En Torreagüera, otra casa tuvo que ser desalojada, al mediodía, debido al riesgo de caída de rocas de hasta 600 kilos y otro domicilio se vacío en la pedanía de El Palmar. Los vecinos de esta última vivienda se realojaron en casa de unos familiares, al igual que la mayoría de afectados por el desalojo en Torreagüera. Según precisaron fuentes municipales, dos familias fueron trasladadas a un hotel y otras tres no quisieron dejar sus viviendas.
Además, los bomberos de Murcia tuvieron que rescatar en zódiac a cinco ancianos que habían quedado atrapados en un caserío en el Camino Viejo de Tabala, en Zeneta. Todos ellos, según precisaron fuentes municipales, se encontraban bien. No fueron los únicos. A lo largo de este fin de semana, más de treinta personas tuvieron que ser rescatadas de sus vehículos al quedar atrapadas por el temporal. La caída de algunos grandes árboles -hasta una quincena este fin de semana- llevó a cerrar por precaución el Jardín de Floridablanca, en el murciano barrio de El Carmen, y a cortar al tráfico una calle en La Alberca. Además, un muro se vino abajo en la calle Galilea de Algezares y los desprendimientos de pedruscos obligaron a cortar al tráfico el puerto del Garruchal. El temporal también provocó un corte en el fluido eléctrico que dejó sin luz durante cerca de 12 horas a vecinos de Los Ramos, según relataron los afectados.
El agua complicó la circulación en prácticamente todo el término municipal. Según precisaron fuentes municipales, fueron más de 34 las carreteras cortadas y en la autovía A-30 -en el Puerto de la Cadena- dos de los tres carriles de circulación se cerraron por desprendimientos. Algunas de las ramblas que cruzan el término municipal volvieron a desbordarse. A las ya habituales de Churra y Espinardo se sumó ayer la del Bojal, que bajaba hasta arriba de agua y que puso las cosas difíciles a los vecinos de Torreagüera y Beniaján.
Alrededor de 330 efectivos de Policía Local, Bomberos, la empresa municipal de aguas (Emuasa), servicios de limpieza y parques y jardines y voluntarios de Protección Civil trabajaron contrarreloj para dar respuesta a las innumerables emergencias que provocó el temporal. La Policía Local gestionó cerca de 300 asuntos entre el sábado y el domingo y los bomberos tuvieron que intervenir, además, en otro centenar de emergencias, según los datos facilitados por el alcalde.
Este reunió a todos los concejales y técnicos municipales en la sala de control de Aguas de Murcia, en la plaza Circular, desde donde siguieron de primera mano las consecuencias de las fuertes lluvias.

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