PAGINA

sábado, 6 de agosto de 2016

INCENDIO RODEA CASAS DE LA URBANIZACION CASTELL DE MONTORNÉS

Por la noche habían ardido 225 hectáreas de los términos municipales de La Pobla, Vespella de Gaià, Bonastre y Creixell. El fuego avanzaba sin control en dos frentes

No es la primera vez que los vecinos de la urbanización Castell de Montornès ven las llamas de cerca –la última, el pasado 21 de junio– pero ayer vivieron momento de angustia cuando el fuego se acercaba peligrosamente a las casas. Con lo que tenían a mano intentaron evitar que las llamas alcanzasen las viviendas. Pero en esta ocasión, el viento les echó una mano y empujó el frente hacia la montaña, dividiéndose rápidamente en dos direcciones, lo que complicó el trabajo de los equipos de extinción.
Ayer por la noche el siniestro seguía descontrolado y ya había arrasado 225,5 hectáreas: 110,2 de Bonastre, 28 de Creixell, 84,2 de La Pobla de Montornès y 3,09 de Vespella de Gaià. Hasta el lugar se desplazaron setenta dotaciones terrestres de los bomberos, 17 medios aéreos –entre helicópteros, avionetas y dos hidroaviones procedentes de su base de Zaragoza, que se retiraron al anochecer–, 17 vehículos de ADF –con 72 voluntarios–, una docena de patrullas de los Mossos d’Esquadra, agentes rurales, policías locales, Creu Roja y una ambulancia.
El fuego se inició minutos después de las dos de la tarde en el barranco de Mas Mercader, en un camino de paso a escasos 50 metros de la calle Presseguer. Un testigo apuntaba que el fuego se extendió rápidamente a través del bosque tupido de pino y se partió en dos. Las primeras dotaciones de bomberos que llegaron se dedicaron a proteger las viviendas de la zona, especialmente alguna masía, que en aquellos momentos estaba vacía. Debido a la magnitud que tomaba el incendio fueron desalojadas cuatro personas.
Con lo que sea
Ante la cercanía de las llamas a las casas, los vecinos salieron a luchar contra ellas con lo que tenían a mano, desde una manguera –con poca presión– a cubos de agua e incluso con palas.
Mientras, el flanco derecho se dirigía hace Bonastre rodeando un extremo de la urbanización, donde los helicópteros no paraban de echar agua. El otro frente, el izquierdo, tomaba rumbo hacia Vespella de Gaià y Salomó asolando un bosque de pinos de más de 20 años de antigüedad. Era el más peligroso.
A pesar de los esfuerzos de los equipos de extinción, las llamas avanzaban sin control, ayudadas por un viento de sudoeste moderado, de entre 40 y 50 kilómetros por hora, con una temperatura que rondaba los 25 grados y una humedad del 60 por ciento. Las previsiones para la noche eran que aflojase la marinada y entrase viento de componente oeste, lo que tendría que permitir concentrar los esfuerzos de los bomberos en el flanco derecho.
Durante la tarde preocupaba especialmente el izquierdo, porque tenían una importante masa forestal por delante. A media tarde se sumó a las labores de extinción maquinaria pesada.
Como medida preventiva fueron desalojadas cuatro personas en los primeros momentos, aunque unas horas después pudieron volver a sus casas. Y sobre las seis de la tarde fueron desalojadas 15 personas de la urbanización La Gavatxa , cerca de La Vinya de Bonastre. Cinco de dichas personas fueron desplazadas hasta el centro cívico. Precisamente allí, Creu Roja tenía montadas 70 camas para dar cabida a posibles desalojados, para los que también estaban preparados para darles comida. Finalmente, 10 evacuados han pasado la noche en el centro cívico y nueve más en casas de familiares. Asimismo, también fue desalojado un rebaño de 60 ovejas y cinco caballos.
Carretera cortada
A las siete de la tarde quedaba cortada la carretera local T-702 –de La Nou de Gaià a Salomó–, entre los kilómetros 10 y 12, para facilitar las labores de extinción. Algunas vías locales de acceso a urbanizaciones de la zona también fueron cortadas por el incendio. A consecuencia del mismo, el teléfono de emergencias 112 recibió 779 llamadas de ciudadanos alertando del siniestro. Cuando el peligro pasó en la zona donde se originó el incendio, los agentes rurales colocaron una cinta alrededor para que nadie entrase. Comenzó entonces la investigación de las causas del origen del fuego. El conseller de Interior, Jordi Jané –que está de vacaciones–, se trasladó al puesto de mando situado en la urbanización. Apuntó como posible origen del fuego una negligencia. El alcalde de La Pobla, Josep Maria Santamaria, con el traje de voluntario de ADF, también ayudó en la extinción.
Una ciudadana belga que se halla pasando un mes de vacaciones en su casa situada en la calle Presseguer –cerca del punto donde se originó el fuego– comentaba al Diari que «en España los bosques están muy sucios y que la gente aquí no va con cuidado». Reconocía que en su país no hay incendios «porque llueve todo el año». El fuego afectó también tramos de la red eléctrica y algún abonado se quedó sin suministro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario