Llano Ponte, Pruneda, Eduardo Carreño y el parque del Muelle permanecen cerrados al tráfico
"Es una vergüenza, siempre pasa lo mismo", denuncian los vecinos de Las Meanas y Llano Ponte, dos de las zonas más afectadas
"Esto es un caos. Parece la dana de Valencia". La intensa lluvia que lleva arreciando la comarca avilesina desde la tarde de ayer está dejando tras de sí un enorme reguero de desperfectos. Negocios anegados, garajes inundados, calles abiertas en canal con el asfalto resquebrajado, tapas de alcantarilla que salen "disparadas como balas" y contenedores flotando. "Y todavía puede ir a peor", advertían cerca de la medianoche los muchos comerciantes que todavía a esa hora trataban de sacar el agua de sus negocios. Según la Agencia Estatal de Meteorología, la Aemet, la situación pasa a nivel de alerta amarillo por lluvias hasta el mediodía.
La avenida de San Agustín se convirtió en pocos minutos en una catarata. Por sus cuatro carriles bajaban todos los litros de agua que caían en la propia vía y los que desembocaba en ella Severo Ochoa, por la que arroyaba buena parte de las precipitaciones caídas en El Carbayedo. Todos esos litros de agua fueron a parar a la plaza del Vaticano, que en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en un embalse.
Justo allí, en el número 1 de San Agustín, es donde tiene su negocio de moda y complementos Rocío Bocanegra, que pasadas las once de la noche seguía achicando agua del establecimiento. "Llevo 18 años aquí y no es la primera vez que pasa. Cuando llueve mucho, esto se inunda", señala la comerciante, mientras muestra cajas y cajas de género "totalmente nuevo, que me llegó ayer a la tienda, y que está totalmente inservible".
A Bocanegra la tormenta le pilló en casa. Tuvo suerte de que cuando comenzó a acumularse el agua, unos vecinos la llamaron por teléfono para alertarle de la situación. "Estaba en la cama. Me levanté y vine pitando. Menos mal que me han ayudado, porque esto es terrible. Solo quiero llorar. Me voy a ir ya para casa porque no quiero ver esto más", expresa con amargura la propietaria de Bybocas, justo en el momento en el que varios vehículos de los Bomberos hacen la rotonda y suben hacia El Carbayedo.
Solo unos metros más hacia Las Meanas, en la calle Doctor Graíño, Juan Núñez y otras tres personas achican agua de la librería y papelería técnica Víctor Núñez. "El agua nos llegaba por aquí", explica el gerente, mientras señalaba la rodilla y no dejaba de evacuar agua con una escoba. Frente al local se había quedado tirado un contenedor. "¿Qué ha pasado aquí?", preguntaba un agente de la Policía Local, que pidió a los comerciantes que no tocaran el depósito de basura, mientras continuaba recorriendo la calle en busca de alguien a quien ayudar.
En la óptica de Garibay, también en Doctor Graíño, el agua entró como las olas en la arena. "Me llegó hasta el gabinete, que es donde gradúo y donde tengo toda la maquinaria", acertaba a decir su propietaria, Inés Ruiz de Garibay, que no da crédito a lo que ven sus ojos. "Es la primera vez que me pasa en los siete años que llevo aquí", agrega, incrédula, y visiblemente afectada por la dura situación.
Solo tres locales más allá está la célebre heladería Los Valencianos, donde Román Guillem, gerente, también achicaba agua. "Nos ha entrado hasta el fondo. El problema es que mañana no podremos encender la maquinaria y el helado se nos perderá", lamentaba el empresario, que a estas alturas de la temporada ya solo mantenía este local abierto en Avilés.
Otro de los puntos calientes fue, "como siempre que llueve más de la cuenta", Llano Ponte. La calle, una de las principales salidas de la ciudad hacia la "Y", todavía era una balsa de agua a las once de la noche y estaba cortada al tráfico. "Aquí siempre pasa lo mismo. Siempre. Dicen que lo van a arreglar, pero nada", lamentaba un vecino justo a la altura de la antigua plaza del Pescado, donde un vehículo de la Policía Local adviertía de que el paso permanece restringido para vehículos, si bien al otro lado, en la calle del Muelle el tráfico se mantenía abierto con normalidad para extrañeza de muchos automovilistas.
Según el último parte del Ayuntamiento, Llano Ponte, Eduardo Carreño y el Parque del Muelle son las únicas calles cortadas al tráfico.
Mientras, el resto de barrios registraban un incesante goteo de incidencias. La calle El Quirinal quedó absolutamente anegada de agua durante más de una hora, el asfalto se resquebrajó en Eduardo Carreño, La Maruca alcanzó prácticamente el colapso y los vecinos salieron a la calle para ayudar a la Policía Local a levantar los registros del alcantarillado para aliviar de la presión de agua en varios puntos del barrio.
"Está complicado pero controlado, el operativo de emergencia se encuentra funcionando", explicaron desde el Ayuntamiento, que aconsejan no salir a la calle. El 112 también pidió a los vecinos que permanezcan en sus viviendas y que eviten salir al exterior.


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