viernes, 8 de mayo de 2020

EN CUALQUIER MOMENTO HABRÁ UN REBROTE DEL COVID-19

El inmunólogo Marcos López Hoyos subraya que «la población debe tener claro que el virus sigue ahí y que no está protegida: No se pueden relajar las medidas de higiene y distanciamiento social»

«Que la situación sanitaria se haya controlado no significa que el problema se haya ido. La población debe tener claro que el virus sigue ahí y que no está protegida». Marcos López Hoyos, jefe de Inmunología de Valdecilla y director científico del Idival, no esconde su preocupación. «Esto no ha acabado, ni mucho menos. No se pueden relajar las medidas de higiene y de distanciamiento social porque en cualquier momento puede haber un rebrote». Las probabilidades de que eso ocurra tienen que ver con el impacto que ha tenido la pandemia en la población, con esa cara oculta que falta por cuantificar. «No tenemos vacuna frente al coronavirus, la única vacunación es la respuesta de nuestro sistema inmunitario, pasar la enfermedad. Pero se está viendo que el nivel de inmunización es muy bajo, por eso hay que ser muy cautos, la gente no se puede desmadrar con las medidas de protección y aislamiento. Para tener a la población protegida y llegar a una inmunidad de grupo (de rebaño) tendrían que tener anticuerpos el 70-80% de las personas y, según los primeros datos del estudio de prevalencia, aún estaríamos por debajo del 10%. El país tiene que funcionar y recuperar su actividad, pero debe hacerlo sin relajar esas medidas de higiene y distanciamiento social porque vamos a convivir con el virus por un tiempo y no sabemos cómo va a evolucionar».

López Hoyos ve difícil prever ahora cuándo llegará esa segunda ola de contagios: «Se supone que en verano disminuye la incidencia y que podemos tener un problema importante en otoño (octubre-noviembre) porque convivirán Covid-19 y gripe. Pero si la gente no controla las medidas de aislamiento y autoprotección el problema llegará mucho antes». 

A medida que avanza el proceso de 'desescalada' aumenta el riesgo potencial de transmisión, mientras la comunidad científica busca dar respuestas a las muchas incógnitas que rodean al SARS-CoV-2. López Hoyos destaca que, en paralelo a la pandemia, «ha habido una infodemia. Se ha querido que en dos meses se solucione un problema de salud pública que costaría años. Hemos tenido ya 1.500 publicaciones científicas, una exageración. Y muchas no han sido bien validadas. Como ha habido tal urgencia, algunas se han basado en evidencias de coronavirus anteriores, y después se ha visto que este tiene sus peculiaridades y ha habido que ir cambiando».

«La reinfección a día de hoy no se ha demostrado, ni tampoco mutaciones en el virus que produzcan nuevas enfermedades»  

«Una vez que el virus se hace dueño del organismo, el sistema inmune no sólo no es capaz de controlarlo, sino que se vuelve agresivo»

De lo que no hay dudas es de que el principal combatiente frente al Covid-19 es el propio sistema inmunitario y de que las personas con las defensas debilitadas son las más vulnerables. «Esta infección viral entra a través de las células epiteliales del pulmón, donde se produce en las primeras semanas la fase viral y se activa el sistema inmunitario innato. La primera línea de defensa del sistema inmune actúa ahí. En muchos casos, en los asintomáticos o los que cursan de forma leve, esa defensa puede con el virus y a veces no genera anticuerpos», subraya. ¿Esos casos serían entonces indetectables en los test? «Es una de las explicaciones que tenemos, pero tampoco está claro», responde el inmunólogo. Cuando esa primera línea no es suficiente y los pacientes pasan a la siguiente fase, con neumonía, fiebre y complicaciones que llevan al ingreso, «entra en juego la segunda línea del sistema inmunitario, la más potente, que son los linfocitos T y B (estos últimos diferencian a las células que van a producir los anticuerpos)». En los virus SARS (2002) y el MERS (2012), «primos hermanos» del actual, «se llegó a producir anticuerpos en un 60-70% de los casos. En esas infecciones por otros coronavirus parecía que los linfocitos T eran los que protegían. Aquí no lo sabemos bien, es parte de lo que tenemos que estudiar». 

López Hoyos aclara que «una persona a la que se detecta anticuerpos está inmunizada, pero también puede haber gente que ha pasado el virus y no se ha inmunizado, casos muy leves que ni se han enterado; y puede haber personas que han estado infectadas, ingresadas incluso, y que no se les detectan anticuerpos, lo cual no quiere decir que no estén inmunizadas, sino que no somos capaces de detectarlos». Cuánto dura la protección de los anticuerpos es otra pregunta por despejar. «La evidencia dice que 50 días como mínimo, porque no hay más tiempo de seguimiento. Pero en el MERS y SARS se sabe que duraba de dos a cuatro años, mientras que la respuesta de los linfocitos T no llegaba al año». Más seguro responde López Hoyos ante la posibilidad de recontagio: «La reinfección a día de hoy no se ha demostrado, como tampoco se han demostrado mutaciones en el virus que produzcan nuevas enfermedades. Parece que cuando se habla de personas que vuelven a dar positivo después de una PCR negativa es porque puede no haberse detectado debido a que había menos carga viral».

Para que el sistema inmunitario esté fuerte para combatir al virus, recomienda «vida sana, dieta equilibrada y variada, buen ritmo de sueño, ejercicio controlado y evitar el estrés (que es difícil). No se debe dar ningún suplemento alimentario ni nada extra. La vitamina D es buena para el sistema inmunitario pero con salir y que nos dé el aire y el sol 20-30 minutos al día, y siempre con protección, es suficiente».

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