La lucha contra los incendios forestales
en Galicia se traslada al interior de la comunidad. Controlados o
extinguidos los que en los últimos días asolaron la franja atlántica y
pusieron en peligro viviendas en localidades como Porto do Son o Arbo, los servicios de extinción dan ahora la batalla en Cualedro, Vilardevós y Negueira de Muñiz.
En los dos concellos ourensanos hay incendios activos. El más grave es el de Cualedro, originado en la parroquia de San Millao, que también ha alcanzado a Oímbra, y que afecta a 450 hectáreas.
El de Vilardevós, localizado en la parroquia de
Soutochao, se extiende por 54 hectáreas, según la información
proporcionada por la Consellería de Medio Rural.
El fuego más reciente del que se tenía información,
el de Negueira de Muñiz, afecta a unas 50 y pudo ser controlado
alrededor de las tres de la tarde.
Aún sigue ardiendo el monte en Baralla, Arbo, Crecente, Santiago y Porto do Son, pero
esos fuegos han podido ser controlados a lo largo de la tarde del
sábado y de lo que va de domingo. En el concello barbanzano, que vivió
varios días con la alerta dos y bajo amenaza de varios focos que
afectaron a unas mil hectáreas, ha podido ser extinguido el que afectaba
a la parroquia de Baroña. La Xunta también atribuye esa condición a los
que afectaron a Cotobade y Carballedo.
Los incendios, una plaga en Cualedro
Tras el voraz fuego que el año pasado calcinó más de
3.000 hectáreas en Cualedro, las llamas regresaron en la tarde del
sábado a la zona. El incendio se complicó, según indicaron fuentes de
los medios de extinción, a última hora de la tarde, y había un frente de
fuego de una dimensión considerable. Se inició en el lugar de San
Millao a las tres y media y en su extinción trabajan 3 técnicos, 10
agentes, 29 brigadas, 14 motobombas, 3 palas, 7 helicópteros e 5
aviones.
Reivindicaciones de los brigadistas
Ante la ola de incendios de los últimos días, los
profesionales del Servicio de Prevención y Defensa contra los Incendios
Forestales de la Consellería do Medio Rural reclamaron «un modelo público e único como garantía de eficacia contrastada e de servizo á cidadanía». Las centrales sindicales CC.OO., CIG, UGT y CSI-F ofrecen «un diálogo construtivo» a la consellería para conseguir que Galicia cuente con un dispositivo adecuado a sus necesidades.
Durante los últimos días participaron en la extinción
de los más de 200 incendios que hubo en la comunidad en torno a 700
trabajadores. Los equipos de la Xunta y municipales colaboraron con los
medios enviados por el Ministerio de Medio Ambiente y con el personal de la Unidad Militar de Emergencias (UME),
que envió a luchar contra el fuego en Galicia a unos 300 militares. El
fuego se combatió por tierra y también por aire, con un buen número de
aviones y de helicópteros, tanto de la Xunta como del Gobierno central.
Más de 7.000 hectáreas desde el lunes
Desde el pasado lunes se quemaron en torno a 7.000
hectáreas de terreno forestal en las cuatro provincias gallegas, si bien
la concentración de fuegos fue más intensa en las provincias de A Coruña y, sobre todo, Pontevedra. En un único incendio, el que se inició el miércoles en Arbo, se quemaron 1.583 hectáreas de monte.
Es, hasta ahora, el peor del año. Un año en el que han ardido ya en
Galicia unas 8.800 hectáreas de terreno, el 75 % de toda la campaña del
2015, que se había cerrado ligeramente por debajo de las doce mil
hectáreas quemadas. La comparación es mucho más dolorosa si se tienen en
cuenta los datos del 2014, en el que no se alcanzaron las 2.000
hectáreas quemadas, una cifra que ahora no está lejos de quintuplicarse.
Medio Rural estudia echar paja en las zonas quemadas para prevenir la pérdida de suelo
Ante la amplia superficie arrasada por el fuego en los últimos días, la Consellería do Medio Rural
ha comenzado a trabajar ya en la elaboración de un plan de prevención
encaminado a evitar la pérdida de suelo en las zonas afectadas. Desde el
departamento autonómico anunciaban que en los próximos días se
organizarán una serie de reuniones para coordinar las actuaciones y
definir qué medidas son las más adecuadas para evitar los arrastres y la
erosión del suelo, aunque la consellería asegura que la solución
adoptada en otras ocasiones, cubrir el suelo con paja, dio buenos
resultados.
De todos modos, Medio Rural avanza que se llevarán a
cabo diversos estudios para ver cuáles son las actuaciones más
convenientes en función del tipo de suelo y del daño que haya sufrido. A
partir de las conclusiones de este análisis se planificarán las
acciones que se llevarán a cabo sobre el terreno, que darán prioridad a
las zonas más afectadas por el fuego. Dado que han ardido varios montes
cerca del mar, el departamento que dirige Ángeles Vázquez trabajará con la Consellería do Mar para evaluar las zonas más sensibles en cuanto al posible arrastre de materiales quemados a los bancos marisqueros.
Cubrir el terreno quemado
En otras ocasiones, sobre todo después de los graves incendios del 2006, la Xunta recurrió a la técnica conocida como mulching,
que consiste en proteger el suelo cubriéndolo con un material para
evitar su arrastre y su erosión. Tras la oleada de hace diez años se
empleó fundamentalmente paja para la protección de los montes que se
habían quemado.
Dados los buenos resultados que ha dado esta técnica,
la consellería estudia la posibilidad de volver a emplearla en las
zonas más altas, con mayor pendiente y en las cabeceras de las cuencas
de los ríos. En función de las características del lugar, esta técnica
puede aplicarse utilizando medios terrestres o por aire.
En las anteriores ocasiones en las que se aplicó este
método el resultado fue bueno, ya que se apreció, tras la aplicación de
un manto vegetal sobre el suelo, una reducción de los arrastres. Esto
significa que la pérdida de suelo, una de las consecuencias de los
incendios, disminuye, y también es menor la llegada de sedimentos a los
ríos y al mar. De esta manera se consigue preservar la calidad del agua y
comenzar la regeneración de la vegetación, que contribuirá, a su vez, a
consolidar el suelo.
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