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sábado, 11 de abril de 2020

LOS NUEVOS CONTAGIOS POR COVID-19 SE CONCENTRAN EN RESIDENCIAS Y HOSPITALES DE ESPAÑA

El confinamiento convierte a los centros sanitarios y de mayores en el reducto de la enfermedad

Las residencias de mayores y los hospitales se han convertido en los grandes focos de contagio del coronavirus en España. Este hecho, que tiene algo de previsible si se tiene en cuenta que es resultado de la menor circulación del virus en el resto de la sociedad gracias al confinamiento de la población, constituye sin embargo “el mayor reto para contener el virus cuando se flexibilicen las medidas de aislamiento”, apunta Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

“Los nuevos contagios se están produciendo allí donde es difícil cumplir las medidas de distanciamiento aplicadas en el resto de la sociedad”, admite un alto cargo sanitario de una comunidad autónoma, que pide el anonimato. “Los hospitales son un ejemplo, pero es aún más complejo en los centros sociosanitarios debido a las necesidades de los residentes y a las dinámicas asistenciales. Y esto afecta sobre todo a las residencias de mayores, pero también a los demás colectivos institucionalizados con algún tipo de discapacidad”, añade este responsable.

Jesús Rodríguez Baño, jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de la Macarena (Sevilla), coincide en que los nuevos infectados que llegan al centro proceden de “residencias de mayores, junto a algunos casos residuales de transmisión comunitaria”. Los expertos sostienen que estos “casos residuales” son los últimos que se están produciendo en los hogares a partir de personas que empezaron el confinamiento en su periodo de incubación, iniciaron síntomas después y contagiaron a familiares, que ahora están empezando a enfermar.

“Seguramente este tipo de contagios en los hogares sean ya pocos y cada día que pasa menos, pero siguen existiendo”, aclara Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad. “Llevamos un mes de aislamiento y estos son los que se sitúan en el límite máximo del periodo de incubación, que es de 14 días. En términos relativos, es una pequeña parte, pero cuando tienes 160.000 casos también tienen su peso”, añade.

Pere Godoy destaca la magnitud del problema de los contagios en residencias y hospitales. “No son cifras despreciables si se tiene en cuenta la gran cantidad de gente que trabaja en ellos, los residentes y pacientes, y sus respectivos entornos sociales y familiares. Poner el foco aquí y adoptar las medidas de control necesarias será determinante para el futuro de la epidemia en España”, afirma.


Los últimos datos disponibles del Ministerio de Hacienda revelan que los trabajadores del Sistema Nacional de Salud ascendían a 515.000 a principios de año, a los que habría que sumar quienes trabajan en la sanidad privada y en el sector sociosanitario. En total, cerca de 1,5 millones de personas, según varios informes de actividad económica consultados.

Más de 20.000 trabajadores sanitarios han resultado contagiados por el virus hasta el momento, lo que supone un 15% del total de los datos de incidencia ofrecidos por el Ministerio de Sanidad. “Pero esos datos no incluyen los empleados de residencias, que son muchos más y donde el problema es más grave porque no siempre se cumplen las mejores medidas de seguridad”, alerta un cargo público.

Fuentes de los cuatro hospitales consultados manifiestan que el tercer grupo de nuevos contagios, aunque menor en número, se produce en los sectores que han seguido trabajando al ser considerados esenciales. “Son mayoría los miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Luego quedan el resto de sectores, aunque ya son menos”, explican estas fuentes.

Los contagios recientes no deben confundirse con la cifra de nuevos casos que cada día Sanidad incluye en el recuento diario del impacto de la epidemia. “Lo que se está notificando ahora es una foto de lo que ocurría hace dos semanas o incluso más”, precisa la directora general de Salud Pública, que atribuye el retraso a la suma de los tiempos medios de incubación, desarrollo de síntomas y diagnóstico.


Todas las fuentes consultadas coinciden en que una vez se ha logrado, gracias a “medidas muy duras de aislamiento”, reducir la transmisión comunitaria del virus entre la sociedad, la prioridad ahora es evitar “un segundo pico de la enfermedad tan importante como el primero”. Para ello es fundamental que “de una vez” se extiendan a todos los profesionales implicados las pruebas diagnósticas, algo que las Administraciones llevan prometiendo desde hace semanas y que aún no se ha cumplido del todo.

“Lo importante ahora es retomar la actividad sanitaria normal progresivamente y para ello es necesario saber qué trabajadores ya han pasado la infección e identificar de inmediato a aquellos que puedan haberse contagiado recientemente”, explica Juan González Armengol, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes).

La vía es “testar a todo el personal para detectar anticuerpos IGG e IGM y, en función de eso, hacer o no la PCR”, la prueba diagnóstica más segura, pero también más lenta. “Esto último es obligado hacerlo también en todos los grupos cerrados, desde residencias a cárceles. Y, una vez conocidos los resultados, separar con todas las medidas precisas los distintos grupos”, añade González Armengol.

Manuel de Castro, de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), denuncia que en la Comunidad de Madrid, la más afectada por el coronavirus, “aún no se conoce bien la situación inmunológica de las plantillas sanitarias por la falta de test”. “Es importante saber qué profesionales han pasado la infección para que puedan atender con seguridad a los pacientes, que en los hospitales suelen ser tener un perfil de riesgo”, concluye.

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