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martes, 14 de abril de 2020

EMPRESARIO OFRECIÓ A ESPAÑA 50 MILLONES DE MASCARILLAS DE CALIDAD PERO IRÁN A EEUU

Pablo León se dedica al sector de los plásticos en China. Ha pactado 150 millones de mascarillas con un fabricante de referencia. España no responde, así que irán a otros países

El martes pasado, ofrecí al Ministerio de Sanidad la posibilidad de adquirir 50 millones de mascarillas fabricadas por una de las principales empresas de China y aún no he tenido respuesta. Así que el cargamento irá en su mayor parte a Estados Unidos, que se mostró muy interesado, y a varios países de América Latina. Estos países han pagado ya un depósito para hacerse con 100 millones de mascarillas, que les serán entregadas a partir de mayo y hasta el mes de junio.

 No sé qué ha pasado en España, pero es el único país que ni se ha dignado responder y fue al primero al que se lo ofrecí, por una cuestión de sensibilidad personal, al ser español. Sé que el ministro de Sanidad tuvo conocimiento de la oferta, he accedido a varios gobiernos autonómicos, también a Cofares (Cooperativa Farmacéutica Española, la empresa sanitaria de referencia), pero nada. Unos no responden y otros creo que están escocidos por todos los engaños y estafas que ha habido en las últimas semanas, que yo creo que son bastantes, más de los que se han hecho públicos.


 En España están escaldados por los engaños y estafas de las últimas semanas, creo que son más de los que se han hecho públicos


Mi nombre es Pablo León, soy gaditano y desde hace ocho años trabajo en Shanghái. Soy director de oficina en Asia de Fosimpe, una empresa española con sede en Segovia que es referente en compra y venta de productos plásticos de alta calidad. Trabajamos en cuatro continentes y fue uno de nuestros principales clientes chinos quien nos ofreció la posibilidad de adquirir hasta 150 millones de mascarillas quirúrgicas. Por supuesto, certificadas en Europa con el sello CE y en Estados Unidos por la FDA.

La empresa me ha pedido anonimato, pero cotiza en la Bolsa de Shanghái y es uno de los pesos pesados de China en el sector del plástico. Como las mascarillas quirúrgicas están hechas de plástico, poliprileno en concreto, esta empresa ha abierto 160 líneas de producción. A mediados de marzo, solicitó la certificación tipo 1, las más básicas, pero en sus test de laboratorio les da calidad 2R, el tercer grado, el más seguro, y ahora solicitará también ese certificado.

Yo andaba buscando fabricantes de mascarillas de confianza, porque clientes en México me habían pedido ayuda para abastecerse, y casualmente el jefe de ventas de esta empresa me llamó: ¿estás interesado en comprar mascarillas?, me preguntó. Por supuesto, respondí. En una hora estábamos reunidos cerrando un acuerdo.

 Para mí era un alivio contar con este fabricante. Llevo semanas buscando productores de mascarillas en China y es un verdadero pasaje del terror lo que estoy viendo. Muchas empresas chinas que se han desplomado por esta crisis han abierto líneas de producción de mascarillas y material sanitario sin ningún tipo de certificación. Como no pueden producir otra cosa, lo intentan con las mascarillas. Se producen estafas y engaños. Por ejemplo, es habitual que falsifiquen el certificado. O que firmes un contrato de envío de siete millones de mascarillas a tu país y te llegue solo uno. Como no puedes viajar a pedir explicaciones, ahí queda la cosa. Empresas que envían mascarillas defectuosas, o que trabajan en negro y las venden a intermediarios que van a la fábrica y pagan con maletines llenos de yuanes para evitar el control estatal del cambio de divisas extranjeras. Todo el mundo quiere sacar provecho. Es dantesco.

 En ese primer acuerdo, comprometí la compra de dos millones de mascarillas. Pensé primero en España, en la absoluta falta de material sanitario que hay, y avisé a mis contactos allí. Para mi sorpresa, nadie del Ministerio de Sanidad ni de comunidades autónomas siquiera preguntó. Puede que ya tengan sus propios canales de compra, puede que tengan miedo a un engaño. No lo sé. Me supo mal, pero las ofrecimos a otros países en los que trabaja Fosimpe y esos dos millones nos volaron de las manos.


 A los pocos días, volví a recibir una llamada de la multinacional. Debido a la enorme demanda, quieren fabricar 500 millones de mascarillas para el mes de junio. Van a producir en masa. Es una barbaridad, serán el principal productor de China. Pero es una empresa enorme y aunque la inversión es grande, es un porcentaje pequeño del negocio. Les están llegando muchas peticiones, principalmente de Japón, y van a apostar por este producto. Me dijeron: "Coge un vuelo a Cantón y ves lo que estamos haciendo".

 Nos reunimos y me lancé a la piscina: firmamos un preacuerdo para 150 millones de mascarillas a entregar entre mayo y junio. Pensé "a ver si ofreciendo 50 millones de unidades a España, alguien se interesa y hablamos". Para evitar otro chasco, propuse, a través de mi gente en España, que el cónsul español en Cantón me acompañara a visitar la fábrica de mascarillas y pudiera certificar, en su capacidad para ejercer de notario, que el material es bueno y la empresa es seria. La cónsul en Shanghái me conoce, me conocen los bancos, pero quería darles un extra de confianza.


"Propuse que el cónsul español en Cantón me acompañara a visitar la fábrica. Pero nada"

Pero nada, otra vez la callada por respuesta. Ni 50 millones de unidades han sido capaces de generar interés. Así que, sintiéndolo mucho, volví a hablar con el resto de países. Y el interés fue enorme. Me han dado fondos para sellar la compra de 100 millones de unidades, la mayoría, empresas de Estados Unidos.

Este lunes firmamos el contrato con la multinacional china y, por desgracia, España no recibirá nada. Ahora estamos moviendo los otros 50 millones, que no tengo dudas que adjudicaremos en cuestión de días, porque aunque parezca muchísimo, se consumen muchas mascarillas cada día. No nos damos cuenta de la magnitud de este problema y de que necesitamos muchos millones de unidades. Y que necesitamos confiar en quien nos las vende. Sé que este lunes el Gobierno ha repartido 10 millones de mascarillas y no creo que tengan muchas más. Espero que el Ministerio de Sanidad tenga claro cómo abastecer a toda la población.

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