Más de trescientas mil personas han sido evacuadas del litoral de Guyarat
La costa noroeste de India espera este jueves con ansiedad el desembarco del ciclón Vayu
. Las autoridades habían evacuado a última hora del miércoles a más de trescientas mil personas del
litoral de Guyarat y de la isla de Diu. Sin embargo, varios miles de
vecinos se negaron a abandonar sus casas, en una región poco
acostumbrada a las tormentas ciclónicas.
Se prevé que el ciclón Vayu (viento en hindi) alcance picos de 180 kilómetros por hora y
levante olas de más de cinco metros, entre las ocho de la mañana y el
mediodía de este jueves. Los ciclones son raros en el mar Arábigo y no
se había registrado ninguno de esta magnitud en el noroeste de India en
los últimos veinte años. En cambio, en el golfo de Bengala son frecuentes y el último de ellos, Fani, dejó ochenta muertos entre India y Bangladesh.
Altas temperaturas
El Rajastán ha superado los 50 grados y en Nueva Delhi se ha batido el récord con 48
Ahora Vayu definido como una “tormenta ciclónica severa” aun siendo menor que Fani
puede ser la gota que colme el vaso en la India, que padece escasez de
agua en varias estados, combinada con temperaturas récord y niveles de
polución del aire y de las aguas igualmente pavorosos. Según el
Instituto Indio de Tecnología de Gandhinagar la mitad del país padece
sequía, una sexta parte, de carácter extremo.
Aunque anteayer el gobierno indio prometía suministrar agua
corriente antes de 2024 a los ciento cuarenta millones de hogares que
aún no disfrutan de ella, algunos estudios ambientales no invitan al
optimismo. De hecho, apuntan a que el 40% de los indios podrían ver su
acceso al agua amenazado hacia el 2030, a causa del descenso de las
reservas y del nivel de las aguas subterráneas. El mes pasado, Nueva
Delhi ya tuvo que dar la alarma en media docena de grandes estados,
donde el nivel de agua en los pantanos no llega ni al 20% de la media de
la última década.
Asimismo, el ciclón Vayu también agravará el retraso del monzón en el litoral. Aunque a la vista de las inundaciones del verano pasado, no todos lo lamentarán.
El desbarajuste climático ha alcanzado cotas de récord esta
semana. El lunes, Churu, en el Rajastán, registraba 50,8 grados,
convirtiéndose en la localidad más calurosa del planeta, mientras que
Nueva Delhi se derretía.
Aien, una peluquera de cuarenta y cinco años, tal vez no
sepa qué significa crisis climática, pero sabe que escogió mal las
fechas de su visita de dos días a su amiga Salonu, en Palam, Nueva
Delhi. Anteayer, esta zona adyacente al antiguo aeropuerto alcanzó los
48 grados por primera vez en la historia de la capital.
“Sudabas incluso con el aire acondicionado y nada más salir a la calle, la piel te ardía”, explica a La Vanguardia.
Y añade: “Menos mal que con Kejriwal –el jefe de gobierno de Delhi DF–
ya no hay tantos apagones, porque sería imposible dormir”. Que se lo
diga a la mayoría de indios insomnes, a merced de los coolers, armatostes carpetovetónicos que combinan ventilador y chorreo de agua sobre una superficie cubierta de paja.
Otra vecina de Delhi, Christine, explica que ahora pasa los
días en casa de una amiga porque en su ático “aunque también tiene aire
acondicionado, no se puede ni estar de once a once”.
Los coches de Delhi aún no hacen cola al pie del
Everest, pero ya colapsan los centros de veraneo del Himalaya, como
Simla y Manali. Los motivos para huir están en el aire. Su satélite
Gurgaon ha pasado de “ciudad del futuro” a ciudad más contaminada del
mundo. Muchos expatriados sobreviven con máquinas depuradoras de aire en
cada habitación.
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