El 112 ha gestionado más de dos centenares de intervenciones por
árboles y tendidos eléctricos caídos y desprendimientos de mobiliario
urbano
Cantabria continúa este jueves en alerta amarilla (esta
pasada noche ha habido aviso naranja) por riesgo de olas que podrían
alcanzar los cinco metros, según la Agencia Estatal de Meteorología
(AEMET). El aviso por fenómenos costeros va a estar activado hasta las
00.00 horas del viernes, día 30, periodo durante el que se prevé viento
del oeste de fuerza 7 y olas 4 a 5 metros. Y mientras tanto, lo que
toca ahora es reparar los numerosos daño materiales causados por el vendaval, que ha provocado más de 200 intervenciones por parte de los servicios de emergencias en las últimas 20 horas.
Igualmente,
este jueves el cielo estará nuboso y caerán lluvias, que serán
localmente fuertes, al principio en el litoral, y a lo largo de esta
mañana se extenderán por toda la comunidad, así como tormentas en el
interior. No habrá cambios en las temperaturas mínimas, aunque a lo
largo de la jornada podrían sufrir un ligero descenso, más acusado en el
suroeste.
Las que sí van a varián son lás máximas máximas, que caen entre 10 y 15 grados grados
con respecto a días anteriores. Las temperaturas máximas y mínimas
previstas son : Cabezón de la Sal, 19 y 12 grados; San Vicente de la
Barquera, 20 y 15; Santander, 19 y 15; Castro Urdiales, 19 y 15; Potes,
20 y 10; Reinosa, 16 y 5, y Torrelavega, 19 y 14 grados.
Sea
por los destrozos ocasionados viento o bien porque durante este jueves
pueden darse tormentas en algunos puntos de la región y habrá un fuerte
oleaje, lo que está claro es que en esta jornada se va a seguir hablando
de mal tiempo.
El fuerte viento, que ya se hizo notar
el miércoles tanto en tierra como en el mar.
El aviso de la Agencia
Estatal de Meteorología -naranja por fenómenos costeros y amarillo por
ventisca- se materializó en rachas que sobrepasaron los 110 kilómetros
por hora en algún de la región y olas de alrededor de cinco metros de
altura. «D
esde miércoles por la tarde hasta esta mañana de jueves ha habido más de dos centenares de incidencias, pero ninguna de gravedad»,
han infomado esta mañana desde el servicio de Emergencias 112
Cantabria, que en las últimas 12 horas ha realizado dos centenares de
intervenciones para hacer frente a multitud de caídas de árboles y ramas
en núcleos urbanos y carreteras, desprendimiento de mobiliario urbano,
desperfectos en infraestructuras y desprendimiento del tendido eléctrico
y telefónico. Muchas de ellas en Santander, donde el parque municipal
de bomberos colaboró con la Policía Local y los operarios de empresas
suministradoras. Y todas concentradas a media tarde. Mientras trabajaban
para evitar que las farolas arrancadas de la calle Castilla produjeran
daños a los caminantes, la centralita no dejaba de sonar. Hasta dos
veleros tuvieron que ser socorridos por Salvamento Marítimo frente a la
playa de Los Peligros.
También tuvieron trabajo los
bomberos del Gobierno en diversas localidades y los efectivos del parque
de Torrelavega, que realizaron varias intervenciones. En la ciudad, por
ejemplo, en el Parque del Centenario de La Inmobiliaria –el Manuel
Barquín tuvo que cerrarse– cuando el viento
tiró abajo un árbol junto a una zona de juegos infantil,
pero también en localidades cercanas como Suances o Polanco, donde otro
ejemplar cortó momentáneamente la carretera que llega hasta Posadillo.
La mayoría de las incidencias tuvieron lugar en la zona del litoral y en
los puntos más elevados de Cantabria.
La alerta por
vientos comenzó a las 16.00 horas. Fue a partir de entonces cuando se
registraron las rachas más importantes. El récord se quedó en Santander.
A las siete y media de la tarde
se alcanzaron los 111 kilómetros por hora en la capital el récord histórico fue de 172 en diciembre de 1999–, y una hora antes la marca en el aeropuerto Seve Ballesteros
fue de 89 kilómetros por hora.
A pesar de ello, no fue necesario desviar ningún vuelo. También sopló
con fuerza en Torrelavega (88 kilómetros por hora), Alto Campoo (85) y
Castro Urdiales (83).
En el capítulo de agraviados por
el temporal, el colectivo más perjudicado fue el de pescadores. En los
puertos cántabros, que ya han comenzado la captura del bonito, la
actividad fue más que mínima. Olas como la que se registraron a las
19.00 horas en la boya Augusto González Linares –
situada a 22 millas mar adentro
al norte de Cabo Mayor–, donde alcanzaron los 6,91 metros de altura,
hicieron imposible faenar. De una altura similar llegaba a romper ante
los acantilados y muros, como se pudo apreciar en muchos paseos
marítimos a última hora de la tarde. Ydebido a esas adversas condiciones
los barcos tuvieron que quedarse amarrados en puerto. En Santoña, sólo
una embarcación se animó a probar suerte. «Hasta el domingo o el lunes,
por lo menos, no vamos a tener un tiempo favorable para salir»,
explicaba José Luis Bustillo, presidente de la Cofradía de Pescadores de
Colindres.