Han causado once muertos y pérdidas de cientos de millones en Alemania
Las medidas excepcionales que ha tenido que adoptar el museo del Louvre para mantener su patrimonio artístico a salvo de la crecida del Sena han llevado la atención hacia París, pero el drama de los temporales que han elevado el caudal del río se encuentra unos cuantos kilómetros más arriba, en Alemania, donde son ya once los muertos causados por las riadas y se elevan a cientos de millones de euros los daños en varias regiones del país.
Las intensas precipitaciones ya habían dejado cuatro víctimas mortales el pasado fin de semana en Baden-Württemberg, así como graves destrozos tanto en ese estado federado como en Baviera. Según Efe, sin embargo, en el curso de los últimos dos días aumentó el número de damnificados.
Los equipos de salvamento rescataron seis cadáveres en Baviera y un
hombre que había sido internado en un hospital murió ayer. Las
inundaciones también se cobraron un tributo trágico en el este de
Bélgica, donde perdió la vida un hombre de unos 60 años residente en el municipio de Nassogne, escenario de importantes desperfectos en viviendas, vehículos y calles.
París asistió asombrada, por su parte, a la evolución del Sena, cuyo
caudal fue creciendo unos pocos centímetros cada hora a lo largo del
día, tragándose los paseos fluviales de la ciudad y amenazando con dañar
hogares, empresas y algunos de los monumentos más visitados del mundo.
Estaba previsto que el pico de la crecida se produjese en la noche de
ayer, con una altura cercana a los 6,50 metros, un nivel que no se veía
al menos desde 1982. Según Efe, la conmoción ante las imágenes de los
icónicos «bateaux mouches» anegados o de las estatuas del Louvre
rescatadas a la carrera fue tal que casi hizo olvidar que en Francia
tuvieron que ser evacuadas al menos 20.000 personas en
localidades vecinas a la capital y que en ellas se produjeron al menos
dos muertes además de elevadas pérdidas materiales.
Las autoridades intentaron ayer tranquilizar a la población con un
lenguaje muy precavido y en el que siempre se recuerda que «en este
momento» no hay riesgo sobre la población de la capital. La verdad es
que no les falta razón. La crecida obligó a suspender una línea del tren
de cercanías y de dos estaciones de metro, supuso la clausura de las
vías de circulación junto al río o el cierre de museos como el Louvre,
el Orsay o el Grand Palais, que seguirán cerrados hasta el martes, pero
fuera de esto la capital continúa con normalidad su vida cotidiana. La
ministra de Ecología y Medio Ambiente, Ségolène Royal, advirtió en
cualquier caso de que el nivel del Sena no comenzará a decrecer, y muy
lentamente, hasta el final de esta semana.
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