Las calles de Pedernales lucen vacías, pocas personas
caminan por sus senderos, algunas aún con restos de escombros y otras
por las que no se permite el tránsito vehicular. El malecón sigue con
sus luces apagadas. No hay basura porque mucha gente se fue, pero sí se
mantienen los escombros de lo que fue la ciudad.
A casi dos semanas del terremoto de 7,8 grados que afectó a
varios poblados de Manabí y Esmeraldas, alrededor de 6.000 familias se
encuentran en albergues, de acuerdo con las cifras oficiales que se tenían hasta el 28 de abril de 2016. Y es ahí donde se debe medir la salubridad. Son más de 29.000 personas quienes reciben alimentos, agua potable, vituallas, atención médica, sicológica y seguridad.
Para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) una de las preocupaciones se centra en la posibilidad de que existan brotes epidemiológicos.
El temor es que en estos lugares pueda haber una expansión de virus como el del zika, el dengue y la chikunguña, que son transmitidos por el mosquito Aedes aegypti, y de enfermedades como la hepatitis A o brotes de gastroenteritis.
Por eso, Gine Tambini, representante de este organismo internacional en el país,
insistió hoy en la necesidad de impulsar “prácticas saludables”, como
el lavado de manos antes de comer, tener cuidado en la conservación de
los alimentos y evitar la proliferación y la picadura de los mosquitos.
“Lo que se está buscando ahora es la vigilancia activa, sobre todo, en
los albergues y refugios para estar al tanto para detectar algún caso
que pudiera ocurrir, sea de enfermedad diarreica, sea de enfermedades
transmitidas por los mosquitos”, mencionó. Para enfrentar esta última amenaza, las recomendaciones básicas son el uso de repelente, vestimenta de colores claros, camisas manga larga y pantalones, y dormir con mosquiteros o toldos.
Eso, sobre todo, a las mujeres embarazadas, en vista del alto riesgo de
que si son infectadas con el zika este virus puede causar microcefalia.
La funcionaria comentó que equipos de epidemiólogos de la OPS que están trabajando
con el Ministerio de Salud en reforzar la vigilancia para la detección
de casos y para la prevención y control de enfermedades.
Además, unos 15 expertos colaboraron en la evaluación de los
daños provocados por el terremoto en hospitales y otros establecimientos
de salud, y en reestablecer la atención en aquellos que no sufrieron afectaciones. Los brotes de diarrea y de enfermedades respiratorias como el resfriado o la gripe “son los primeros en ocurrir”
en circunstancias como las que viven ahora los supervivientes del
terremoto, compartiendo espacio con numerosas personas en carpas y
refugios y con acceso “más difícil” al agua segura.
La hepatitis A puede contagiarse por contacto con las
heces o la sangre de una persona que tiene la enfermedad, por alimentos o
bebidas contaminados por heces con el virus o si una persona contagiada
no se lava bien las manos después de ir al baño y contamina un objeto.
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