El fuego se originó en los focos halógenos de un pasillo de la segunda planta del número 58 y se extendió rápidamente a la tercera
Un incendio en el número 58 de la calle Uría de Oviedo ha obligado a desalojar tres edificios, aunque no hay que lamentar heridos. El fuego ha arrasado el interior del edificio y ha calcinado por completo el tejado del inmueble. Además, el forjado está afectado, por lo que se espera que se venga abajo. Las llamas se han extendido a otro inmueble, el situado en el número 52 de la misma vía. Al parecer, una chispa habría prendido en una lona situada en la azotea.El fuego ha obligado también a abandonar sus viviendas a las personas que se encotraban en el inmueble de la calle Melquiades Álvarez, número 25, ya que los edificios comparten patio. Hasta el lugar de los hechos se han trasladado tres camiones de Bomberos de Oviedo, que han solicitado el refuerzo de efectivos de Bomberos de Asturias, que ya se encuentran trabajando en el lugar de los hechos.
El personal de extinción de incendios no ha podido acceder al interior del número 58 hasta las 15.45 horas, una vez controladas las llamas más intensas. Dentro, quedaban bastantes focos activos, pero controlables.
Según las primeras hipótesis de la Policía, el fuego se inició en los focos halógenos de los pasillos del segundo piso, probablemente por un cortocircuito. Las llamas, que se iniciaron pasadas las 12 de la mañana, están afectando a una vivienda particular, la única del edificio, ya que el resto son oficinas.
La Policía Local pudo actuar rápido gracias a que una patrulla pasaba por la zona en el momento en que se originaba el fuego. El propietario y vecino del inmueble, Carlos Espina, quien se mostró tranquilo en un primer momento por la rápida intervención de los bomberos, no descarta pedir responsabilidades patrimoniales por los daños. «Si no era nada, ¿cómo pudo llegar a esto? Si se hubiera abordado bien desde el principio, esto no se habría desmadrado». Su mujer, Herminia Campuzano, se ha derrumbado ante el devenir de los acontecimientos. «Es una pena ver cómo se quema tu casa». El matriomonio llevaba 22 años residiendo en la segunda planta del edificio, que fue construido en 1889 y rehabilitado en el año 2000.
El tráfico ha tenido que ser cortado y el suministro de gas y electricidad ha sido suspendido para garantizar la seguridad. Los establecimientos de los bajos comerciales están cerrados por seguridad.
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