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domingo, 27 de diciembre de 2015

SE REANUDAN LOS TRABAJOS PARA SOFOCAR LOS 18 INCENDIOS EN CANTABRIA


  • Los más graves son los de la zona del Nansa, Cabuérniga y valle de Iguña
  • El Estado envío este sábado 3 hidroaviones que volverán hoy al trabajo, junto con el helicóptero del Gobierno regional
Tras la intensa jornada de este sábado, hoy domingo se reanudan las labores de extinción de los dieciocho incendios que aún continúan activos en Cantabria. Además de los medios humanos, los servicios de extinción contaron este sábado con tres hidroaviones que el Gobierno cántabro reclamó al Estado, junto con el helicóptero regional. Hoy, domingo, de nuevo volverán al trabajo tras haber pasado las cuatro aeronaves la noche en el Aeropuerto Seve Ballesteros en Parayas.
Los incendios más grandes se encuentran en la zona del Nansa, Cabuérniga y valle de Iguña (en Helguera y en Silió). Además, queda algo de fuego en Toranzo y en el Alto Asón, donde aún queda un foco importante en Rasines. Durante la noche, también se han incorporado a las labores de extinción, bomberos del 112 de los diferentes parques para ayudar en Puente Nansa, Comillas, Vega de Pas y Santiurde de Toranzo.
 En primera persona
«Desde el aire vemos cómo Cantabria se va llenando de humo. Hay focos por todas partes», explicaba este sábado sin muchos adornos uno de los rescatadores del helicóptero del 112. Javier Gómez y sus compañeros pasaron la mañana descargando agua sobre el incendio de Bárcena Mayor (Los Tojos), «seguramente el más importante de los últimos días», antes de volver a su base en el aeropuerto Seve Ballesteros para repostar y comer algo. «Enseguida salimos otra vez para Bárcena. A ver si por fin conseguimos controlarlo».
A ras de suelo, las cuadrillas forestales, exhaustas tras una semana de lucha contra el fuego, contenían el avance de las llamas mientras el agua que no termina de caer del cielo llovía desde las tripas de los hidroaviones del Magrama (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente). Porque este sábado el Gobierno cántabro asumió que su helicóptero no era suficiente apoyo aéreo y pidió ayuda al Estado, que tuvo que mandar tres hidroaviones (los FOCA 15, 23 y 28) para combatir los incendios forestales en distintos puntos de la geografía cántabra. Los tres anfibios pasarán la noche en el aeropuerto para estar disponibles hoy desde primera hora.
A última hora de la tarde permanecían activos en Cantabria 15 de los 18 incendios declarados durante la jornada. A pesar del elevado número de focos, la situación no era «especialmente preocupante», explicó el Gobierno de Cantabria. La mayoría de los fuegos estaban en zonas altas y de difícil acceso, de escaso valor ambiental y alejadas de núcleos de población -de ahí la necesidad de medios aéreos-.
Los incendios más significativos fueron los del valle de Toranzo -especialmente los de Acereda y Vejoris- y el de Bárcena Mayor. También hubo focos importantes en Hijas y Corrobárceno (Puente Viesgo) y en Helguera (Molledo). El resto de municipios afectados fueron Tudanca, Luena, Soba, Castañeda, Santillana del Mar, Meruelo, Lamasón y Rionansa. Los bomberos del 112 participaron en las labores de extinción en Puente Viesgo, Molledo y Bárcena Mayor.
 Lucha aérea
El helicóptero del Gobierno de Cantabria centró este sábado todos sus esfuerzos en el incendio de Bárcena Mayor, donde dio apoyo a dos cuadrillas de la Dirección General del Medio Natural. A las diez de la mañana se sumó uno de los hidroaviones del Magrama. La aeronave del 112 utiliza un enorme cubo (llamado Bambi Bucket) con capacidad para algo más de 900 litros de agua. Un hidroavión es capaz de tirar de golpe 5.000 litros y, además, dispersa más el agua, así que son la mejor herramienta aérea contra incendios. Pero el helicóptero lleva días dando cobertura a cuadrillas, guardas forestales y bomberos, que trabajan a pie.
Este sábado, por ejemplo, voló sin descanso para realizar 34 descargas sobre el fuego de Bárcena Mayor. En total más de 30.000 litros que fue recogiendo de las balsas de agua repartidas por los montes de la región -los hidroaviones solo pueden cargar en el pantano del Ebro y en la bahía de Santander-.
Trabajar desde el aire es más cómodo que recorrer el monte persiguiendo las llamas, pero el riesgo es probablemente mayor. Esta semana, sin ir más lejos, ha muerto en Asturias un piloto de helicóptero al estrellarse mientras trabajaba en la extinción de un incendio. «El humo es un problema, porque si nos alcanza perdemos la visibilidad y nos podemos estrellar», explica el rescatador Javier Gómez, aunque la «enorme experiencia» de los pilotos del 112 en tareas de extinción les da «mucha tranquilidad». El rescatador también advertía de que el helicóptero no es más que un apoyo para los hombres que están en tierra, que llevan el peso del trabajo.
«En esta época no había vivido nada así», reconocía Javier Gómez antes de subir de nuevo al helicóptero. «Si no llueve, esto no para, y mañana habrá más incendios». Hoy se espera que la alerta siga siendo extrema en casi toda la comunidad autónoma. La Agencia Estatal de Meteorología prevé por fin para mañana precipitaciones débiles y temperaturas máximas en descenso, pero también avanza que habrá rachas muy fuertes de viento Sur.
El colectivo de guardas forestales conoce a la perfección el problema de los incendios y, no en vano, son ellos, los técnicos auxiliares del Medio Natural, quienes dirigen las labores de extinción cuando el fuego afecta a su comarca. El presidente de la asociación que agrupa al centenar de agentes forestales de Cantabria, José Antonio García, denunció este sábado que el problema es de sobra conocido y tiene una solución que no se aplica «por razones políticas».
«Se acabaría con los incendios si se hicieran los cambios adecuados en la gestión de las ayudas de la PAC (Política Agrícola Común)», aseguró. Europa subvenciona cada hectárea de pasto y el dinero se lo reparten los ganaderos según el número de cabezas que tengan, pero un terreno con matorral, piedras o arbolado no recibe un euro de la PAC. «Así que algunos ganaderos prenden fuego al monte para conseguir pastos, pero sobre todo subvenciones».
Hoy en día, explicó García, cuando se quema un terreno solo se deniega la ayuda de la PAC durante un año. «Si hay un monte cubierto de matorrales no se reciben ayudas de la PAC, pero si los ganaderos lo queman, el primer año no cobrarán nada, pero después recibirán las subvenciones». Lo que se quema, además, es siempre de titularidad pública (de uso comunal) porque son los terrenos con más hectáreas y porque, si un ganadero quema sin autorización un terreno de su propiedad, se convierte en sospechoso inmediatamente. El terreno público, como beneficia a todos, lo puede haber quemado cualquiera. «Todos los guardas forestales tenemos claro que el incendio, en un altísimo porcentaje de los casos, lo produce el ganadero para ganar dinero. Tienen un fin económico, y quitando ese beneficio económico se acabaría con gran parte de los incendios».

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