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domingo, 23 de agosto de 2015

TRES HORAS DE ANGUSTIA POR LA DESAPARICION DE UN MENOR DE TRES AÑOS EN BERGONDO-GALICIA

 El pequeño estaba en un invernadero a 500 metros de la casa de un familiar
«Lo que pudo ser un auténtico drama... Afortunadamente, estamos muy contentos», resumía ayer visiblemente emocionado Ángel Argiz después de tres horas de angustia. Acababa de aparecer el pequeño Xiao, que el mes que viene cumplirá cuatro años, y el susto con final feliz desataba las emociones del alivio en el municipio coruñés de Bergondo.
El niño, que reside en Inglaterra y está de vacaciones en Galicia, había acudido a pasar el día a casa de Ángel, tío de su madre, en el núcleo de Bergondiño. Alrededor de las 16.30 horas «en un instante de despiste», comentó Argiz, Xiao desapareció. A esa hora el 112 situó su ausencia. «Aquí los caminos son recovecos», lamentaba el hombre conmocionado por la posibilidad de que la visita del niño acabara en tragedia.
De inmediato, se movilizó el pueblo para peinar la extensa parroquia de Lubre. Protección Civil de Bergondo comenzó la búsqueda en apenas 15 minutos y enseguida se sumaron la Guardia Civil, las policías locales del municipio y también del cercano Concello de Sada, la Policía Autonómica y se desplazaron a la zona miembros de la Asociación de Cans de Salvamento de Galicia, con base en Ferrol, con los perros rastreadores. Se planteó incluso la posibilidad de desafiar al viento que ayer azotó Galicia y movilizar un helicóptero para otear a vista de pájaro una zona llena de pistas que más de un centenar de personas, con la alcaldesa, Alejandra Pérez Márquez a pie de dispositivo, ya recorrían contrarreloj para evitar que la noche sorprendiese al pequeño en el monte. No fue necesario. Aún no eran las ocho de la tarde cuando un policía nacional fuera de servicio, vecino de la zona, localizó a Xiao en una finca cercana, en un invernadero. A apenas quinientos metros de la casa familiar en la que el domingo se había parado a las cuatro y media de la tarde. Sano y salvo. «Está perfectamente», comenzó a correrse la voz hasta la casa en la que parte de la familia hacía guardia.
«Estamos muy contentos, solo podemos decir que el final fue muy feliz», repetía el tío-abuelo sin ocultar su alegría. Tras tantos temores y la tensión de una búsqueda intensa, solo quedaba espacio para dejar correr los sentimientos. Y también los agradecimientos. «Por favor -insistía Argiz momentos después del rescate- no podemos más que dar las gracias, muchas gracias, a todos, a los policías, a protección civil... y a los vecinos de Bergondo que tanto nos han ayudado».

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