El pequeño estaba en un invernadero a 500 metros de la casa de un familiar
«Lo que pudo ser un auténtico drama...
Afortunadamente, estamos muy contentos», resumía ayer visiblemente
emocionado Ángel Argiz después de tres horas de angustia. Acababa de
aparecer el pequeño Xiao, que el mes que viene cumplirá cuatro años, y
el susto con final feliz desataba las emociones del alivio en el
municipio coruñés de Bergondo.
El niño, que reside en Inglaterra y está de
vacaciones en Galicia, había acudido a pasar el día a casa de Ángel, tío
de su madre, en el núcleo de Bergondiño. Alrededor de las 16.30 horas
«en un instante de despiste», comentó Argiz, Xiao desapareció. A esa
hora el 112 situó su ausencia. «Aquí los caminos son recovecos»,
lamentaba el hombre conmocionado por la posibilidad de que la visita del
niño acabara en tragedia.
De inmediato, se movilizó el pueblo para peinar la
extensa parroquia de Lubre. Protección Civil de Bergondo comenzó la
búsqueda en apenas 15 minutos y enseguida se sumaron la Guardia Civil,
las policías locales del municipio y también del cercano Concello de
Sada, la Policía Autonómica y se desplazaron a la zona miembros de la
Asociación de Cans de Salvamento de Galicia, con base en Ferrol, con los
perros rastreadores. Se planteó incluso la posibilidad de desafiar al
viento que ayer azotó Galicia y movilizar un helicóptero para otear a
vista de pájaro una zona llena de pistas que más de un centenar de
personas, con la alcaldesa, Alejandra Pérez Márquez a pie de
dispositivo, ya recorrían contrarreloj para evitar que la noche
sorprendiese al pequeño en el monte. No fue necesario. Aún no eran las
ocho de la tarde cuando un policía nacional fuera de servicio, vecino de
la zona, localizó a Xiao en una finca cercana, en un invernadero. A
apenas quinientos metros de la casa familiar en la que el domingo se
había parado a las cuatro y media de la tarde. Sano y salvo. «Está
perfectamente», comenzó a correrse la voz hasta la casa en la que parte
de la familia hacía guardia.
«Estamos muy contentos, solo podemos decir que el
final fue muy feliz», repetía el tío-abuelo sin ocultar su alegría. Tras
tantos temores y la tensión de una búsqueda intensa, solo quedaba
espacio para dejar correr los sentimientos. Y también los
agradecimientos. «Por favor -insistía Argiz momentos después del
rescate- no podemos más que dar las gracias, muchas gracias, a todos, a
los policías, a protección civil... y a los vecinos de Bergondo que
tanto nos han ayudado».
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